VIAJES
Principal ] Arriba ] EDICION ] CRUZADA ] [ VIAJES ] GUERRA medieval ] CONVER ] ARQUEOLOGIA MEDIEVAL ] Historia/internet ] Alfonso X ] Sagas/ciclo arturico y epica medieval ] Vikingos ] Pagina nueva 2 ]

 

VIAJES Y VIAJEROS MEDIEVALES


Después de un período en el que se pensó que la sociedad medieval era inmovilista, que se encontraba anclada en un territorio determinado y que solamente en la Edad Moderna la expansión del Estado permitió organizar expediciones de largo alcance, hemos redescubierto el mundo de los viajes medievales. No sólo Marco Polo llegó a Asia. En esta página reproducimos diversos textos de viajeros de todos los siglos medievales, que prueban el dinamismo de una sociedad, limitada a veces en sus recursos, otras veces rica y floreciente y por ello decidida a viajar a los lugares religiosos, de comercio o peregrinación, centros políticos o territorios deshabitados. Esperamos que os guste y que a través de la bibliografía que proporcionamos os animéis a viajar vosotros también...

Elige:
 

VIKINGOS
SAN BRANDAN
BAGDAD
PEREGRINOS
CHINA
MONGOLES
BOLONIA
BIZANCIO
BIBLIOGRAFÍA
Gente de las Orcadas en peregrinación a Jerusalén. Paso por Galicia  



 
Al descubrimiento de nuevos mundos: la Saga de Erik el Rojo
Leif dijo:  "Este país ha de recibir un nombre que hable de su naturaleza: deberá ser llamado Markland (Tierra de Florestas, al SE del Labrador o costa N de Terranova)." Dicho esto, volvieron a su nave tan deprisa como les fue posible, y el barco zarpó empujado por un viento del noreste, y dos días después avistaron otra tierra (Vinland). Navegaron hacia ella y llegaron a una isla situada al norte.
Bajaron a tierra y miraron en torno. Hacía muy buen tiempo y el rocío vestía la hierba, y lo primero que hicieron fue recoger unas gotas con sus manos y humedecerse con ellas los labios. Y aquel rocío les pareció la cosa más dulce que habían probado jamás. Volvieron luego al barco y navegaron por el estrecho que separaba la isla del cabo que apuntaba hacia el norte.
Gobernaron la nave con rumbo Oeste y rodearon el cabo. Había allí amplios bajíos y con la marea baja su barco quedó en seco y en alto, y el mar casi fuera del alcance de la vista. Pero se sentían tan impacientes por desembarcar que no fueron capa-ces de esperar a que la marea subiera y pusiera el barco a flote; se apresuraron a bajar a tierra y se encaminaron hacia un lugar donde un río nacía de un lago. Tan pronto como la marea liberó la nave, los~que habían quedado a bordo la condujeron río arriba hasta llegar al lago, donde echaron anclas. Tomaron tierra llevando consigo sus sacos de dor-mir y levantaron cabañas. Decidieron poco después invernar allí, y para ello construyeron varias casas grandes.
Los salmones no faltaban ni en el río ni en el lago; eran los salmones más grandes que habían visto nunca. El país se les antojó tan agradable que no juzgaron necesario almacenar forraje para que el ganado pudiera afrontar el invierno. Y acertaron, pues nunca heló durante el invierno, y la hierba apenas se marchitó. En aquel país la duración del día y de la noche variaba menos que en Islandia y en Groenlandia; allí la noche no era nunca tres veces más larga que el día.
Cuando hubieron terminado de erigir sus casas, Leif dijo a sus compañeros: "Quiero dividir nuestra compañía en dos partidas para explorar el país; la mitad de la tripulación ha de permanecer aquí en las casas mientras la otra mitad sale a explorar la región. Pero éstos no deben alejarse tanto que no puedan regresar antes de la anochecida, y tampoco deben separarse nunca los unos de los otros".
Así obraron durante algún tiempo; el propio Leif iba unas veces con el grupo de los exploradores y permanecía otras en el campamento. Leif era alto y fuerte, de impresionante apariencia; era hombre perspicaz y de conducta siempre moderada.

La saga de los Groenlandeses. La saga de Eirik el Rojo (ed. A. y P. Casariego Córdoba). Madrid: Siruela, 1984, pp. 9-11.


Mapa: Concepción del mundo según los escandinavos



Los viajes imaginarios: San Brandán

Pronto llegan y arriban, sin buscar otra entrada para desembarcar, y sin que les asalte ninguna duda empujan el barco hacia tierra, y desde la orilla, con cuerdas, despacio lo van arrastrando, para remontar el curso de un riachuelo.
En las fuentes de aquel río había un árbol, tan blanco como el mármol, de anchísimas hojas, mo-teadas de rojiblanco. Tan alto ante la vista se alza aquel árbol que parece subir por encima de las nubes. Desde la copa hasta la tierra, desparramadas están sus ramas, que amplias se abren al aire. Llega lejos su sombra, que del resplandor protege, en toda su fronda se asientan blancos pájaros, como nadie nunca vio tan bellos.
Ante tal maravilla, queda sorprendido el abad, y ruega a Dios, su consejero, que le aclare de qué se trata, a qué se debe tal cantidad de pájaros, cuál puede ser este lugar a donde han venido a parar: que todo esto tenga la bondad de explicárselo.
Cuando hubo terminado su oración voló hacia él uno de los pájaros; sus alas revoloteaban tan suave-mente como el tintinear de una campanilla; vino a posarse encima de la nave y Brandán le habló con gran dulzura: "Si tú eres criatura divina, te ruego que cuides de mis días. Dime primero quién eres, y qué hacéis en ese lugar, tú y todos aquellos pájaros de tan extraordinaria belleza".
Le responde el pájaro: "Somos ángeles, y antaño en el cielo habitábamos. De tan alta morada, hemos caído tan bajo, junto con el orgulloso, con el miserable, que se rebeló por soberbia, que en mala hora se alzó contra su Señor. Nos había sido asignado como maestro: nos tenía que haber sustentado con virtudes divinas pues tan grande era su sabiduría, que de servirnos de maestro tenía obligación. Por soberbia, aquél se volvió felón, se puso a despreciar la palabra de Dios. Aun después de cometer aquel atropello, noso tros le seguimos obedeciendo, y con ello no hicimos otra cosa que comportarnos como servidores. Por aquella conducta, fuimos desheredados del reino de la verdad, pero, como no ocurrió por culpa nuestra, gozamos de cierta gracia divina: no sufrimos la misma pena que los que fueron tan orgullosos como aquél; no padecemos otro sufrimiento que la pérdida de la gloria majestuosa, la ausencia de la alegría divina. El nombre de ese lugar, por el cual has preguntado, es el Paraiso de los Pájaros".

Benedeit: El viaje de San Brandán (ed. Marie-José Lemarchand). Madrid: Siruela, 1986, pp. 18-20.


Ibn Yubayr describe Bagdad en el siglo XII

En la tarde de dicho lunes hicimos alto en una aldea llamada al-Qantara (el Puente), de exuberante fertilidad y de vasto territorio por el que corren riachuelos de agua [bajo] la extensa sombra de árboles frutales; es [una] de las más exce-lentes y bellas aldeas. En ella hay un puente, sobre uno de los ramales del Éufrates, grande y convexo al que uno sube y [des-pués] baja. La aldea ha tomado de él su nombre, pero se la lla-ma también Castillo de Bašir. Vimos que en estas regiones la recolección de la cebada es en ese momento, o sea, a mediados de mayo.
Partimos de esta aldea mencionada al alba del martes 2 de safar (15-5-1184) e hicimos alto en la mañana para dormir la siesta, en un pueblo llamado al-Faraš, que tiene numerosos habitantes y el agua atraviesa; a su alrededor hay un verde llano que es un hermoso espectáculo.
Los pueblos de este [trecho del camino desde al-Hilla hasta Bagdad son conforme a estas características en belleza y ex-tensión. En este pueblo susodicho (al-Faraš) hay un gran ca-ravasar que está cercado por un alto muro que tiene pequeñas almenas. Después partimos de allí e hicimos alto en la tarde de ese día en un pueblo llamado Zarirán, que es uno de los pueblos más bellos de la tierra, de los más hermosos de aspecto, de los más extensos en espacio, de los más vastos en trazado y de los más abundosos en huertos, jardines y palmerales. Había allí un mercado al que no le lle-gan los mercados de las ciudades. Baste hablar de las exce-lencias de su sitio que el Tigris riega por el este y el Éufrates por el oeste. Está [situado] entre los dos como una desposada. Los campos, los pueblos y los cultivos se suceden ininte-rumpidamente entre estos dos años ilustres y benditos. Entre las excelencias de este pueblo está también el que a su lado, por su parte oeste, se halle el Iwan de Kísrá (el Palacio de Cosroes) y, [un poco más] adelante, a la izquierda, sus Mada’in (ciudades).
Este Iwán es una edificación [que se yergue] alta en el aire, de una intensa blancura; no subsiste de sus alcázares más que una parte. Lo tuvimos a la vista a la distancia de una milla, elevándose dominante y reluciente. En cuanto a al-Mada’in (las ciudades) son unas ruinas por las que pasamos durante el alba del miércoles, 3 de safar, entonces contemplamos por su longitud y por su extensión un maravilloso espectáculo.
Entre los méritos de este pueblo también está el que a una distancia de una media parasanga al este, se halle el monu-mento funerario de Salman el persa —Dios esté satisfecho de él—. Su suelo no ha sido favorecido con este bendito cuerpo —Dios esté satisfecho de él— sino a causa de su mérito. El pue-blo está al borde del Tigris y éste se localiza entre aquél y la mencionada tumba venerada.
Habíamos oído decir que el aire de Bagdad engendraba la alegría en el corazón, que excitaba constantemente el alma a la expansión y a la simpatía, que apenas se encontraban en ella sino seres alegres y ledos, aunque estuviesen alejados de sus casas y fuesen forasteros; y he aquí que echamos pie a tie-rra en este lugar susodicho, que está a una jornada de ella, cuando las brisas de su clima hubieron soplado sobre noso-tros y hubimos saciado nuestra ardiente sed con la frescura de sus aguas, sentimos en nuestras almas —pese a las circuns-tancias y a la nostalgia de la ausencia— los requerimientos del embeleso y nos llenamos de una sensación de alegría pareci-da a la alegría del ausente en el retorno. Estímulos de emo-ción soplaron en nosotros que nos recordaron las promesas de los seres queridos en la flor de la juventud. [Si así es] esto para el extranjero ausente de su país ¿cómo pues [será] para el que viene a su familia y a su hogar?

Ibn Yubayr: A través del Oriente. El siglo XII ante los ojos. Rihla (ed. Felipe Maíllo Salgado). Barcelona: Eds. del Serbal, 1988, pp. 256-257.

Los mongoles según Juan del Piano Carpini: las misiones en Asia

Su complexión física es diferente por completo a la de todos los demás hombres. En efecto, entre los ojos y entre los pómulos su cara es más ancha que la del resto del género humano, y sus pómulos, además, sobresalen mucho de las mandíbulas. Tienen nariz chata y pequeña, ojos chicos y párpados levantados hasta las cejas. Por regla general son estrechos de cintura, con pocas excepciones. Casi todos son de corta estatura. Es muy raro que les salga barba, mas a algunos les crecen en el labio superior y en el mentón unos pelillos cortos, que no se afeitan en absoluto. En la coronilla llevan coronas a modo de clérigos, y se rasuran el cráneo, de una oreja a otra, como unos tres dedos de ancho, afeitado que unen a la corona susodicha; igualmente se afeitan la frente también como dos dedos de ancho, pero se dejan crecer hasta las cejas el pelo que les nace entre la corona y este último rasurado, y lo llevan largo a fuerza de cortarlo más en las sienes que en medio del cráneo; el resto del pelo se lo dejan crecer como las mujeres, y con él se hacen dos trenzas, que atan una y otra detrás de las orejas. Sus pies son pequeños.
Tienen cuantas mujeres pueden mantener: éste cien, aquél cincuenta, otro diez, quién más, quién menos. Se unen por regla general con todas sus parientas, a excepción de madre, hija y herma-na uterina; pero se pueden casar con las hermanastras por parte de padre y también con las esposas de su padre. El hermano pequeño (y, si no, el miembro más joven de la familia), está obligado a tomar en matrimonio a la mujer del hermano mayor después de la muerte de éste. A todas las demás mujeres las toman por esposas sin distinción alguna, y las compran por buenos dineros a sus padres. Después del fallecimiento del marido no es fácil que la mujer contraiga segundas nupcias, a no ser que alguien quiera casarse con su madrastra. [...]
Tienen viviendas redondas, dispuestas a modo de tiendas y hechas de varas y estacas finas. Arriba, en su centro, se abre una aber-tura redonda por donde entra la luz y sale el humo, ya que en medio de la morada tienen siempre lumbre encendida. Cubren de fieltro las paredes y el techo, y hacen también de fieltro la entrada. Sus viviendas son unas grandes y otras pequeñas, según el rango o el número de habitantes. Las hay que se montan y desmontan con presteza, y se llevan sobre bestias de carga; otras no pueden desarmarse, sino que las transportan en carros. Para tirar de un carro cargado de una casa pequeña basta un buey, pero para arrastrar una grande son menester tres, cuatro o más bueyes, según el tamaño que tenga. Vayan adonde vayan, a la guerra o a lo que sea, las llevan siempre consigo.

Gil, Juan: En demanda del Gran Kan. Viajes a Mongolia en el siglo XIII. Madrid: Alianza, 1993, pp. 166-67, 170.



Ibn Battuta llega hasta China

La China es un territorio inmenso, con toda clase de productos, frutos, cereales, oro y plata Ninguna otra tierra se le puede compa-rar. La cruza el río llamado Abi-hayát, es decir, «el agua de la vida». También se conoce por Sarú [Amarillo], como el río que hay en la India. Sus fuentes se hallan en los montes cercanos a la ciudad de Ján Báliq [Pekín] y a los cuales denominan Kuhi Búzna, lo que significa «la Montaña de los monos». Luego fluye por medio de China un tiempo equivalente a seis meses de marcha hasta terminar en Sin as-Sin [La China de China, Cantón]. Todo a lo largo de sus orillas hay pueblos, sembrados, huertos y mercados al modo del Nilo de Egipto, pero esto es más poblado y con numerosas añoras en las riberas. En China hay abundante azúcar, como la de Egipto, e in-cluso mejor; y uvas, y peras. Yo creía que la pera de Da-masco no tenía parejo hasta ver la que hay en China. También se dan magníficos melones, parecidos a los de Juwárizm e Isfahán. Es decir, cuantas frutas hay en nuestros países se encuentran en China y aún mejores. Igualmente abunda en trigo y jamás vi otro de mejor calidad. Y del mismo modo con las lentejas y garbanzos. [...]
Las gallinas y gallos de China son grandísimos, mayores que nues-tros gansos. Y los huevos también aventajan a los de nuestras ocas. Por contra, allí el ganso es pequeño. Compramos una gallina y quisimos cocinaría, pero su carne no cabía en una sola olía por lo que hubimos de ponerla en dos. El gallo alcanza el tamaño del avestruz y si se le caen las plumas queda como una masa bermeja La primera vez que vi un gallo chino fue en la ciudad de Kawlam y pensé que era un avestruz, de lo que tuve gran sorpresa. Su dueño me dijo: «En el país de China los hay mayores». Con mi llegada a esa tierra pude comprobar la veracidad de sus palabras.

Ibn Battuta: A través del Islam (ed. Serafín Fanjul y Federico Arbós). Madrid: Alianza, 1987/97, pp. 720-721.

Foto:Caravanserai (libro Arab travellers)



Bizancio en el siglo XIV: el embajador Ruy González de Clavijo

[Constantinopla] Y luego este día fueron ver otra Iglesia de Santa María que ha nombre Peribelico, y en la entrada de esta Iglesia está un gran corral en que hay cipreses, nogales y olmos y otros muchos árboles, y el cuerpo de la Iglesia de partes de fuera es todo imaginada de imágenes y figuras de muchas maneras de obra rica de oro y de azul, y de otras muchas colores. Y luego a la entrada del cuerpo de la Iglesia a la mano izquierda estaban muchas imágenes figuradas, entre las cuales está una imagen de Santa María, y a par de ella de la una parte está una imagen de Emperador, y a la otra parte una imagen de Emperatriz, y a los pies de la imagen de Santa María están figurados treinta castillos y ciudades, y escritos los nombres de cada uno de ellos en Griego. Y estas dichas ciudades y castillos dijeron que solían ser del señorío de aquella Iglesia, y que se las hubiera dado un Emperador que la dotó que tuviera nombre Romano, que allí yace enterrado.
Y a los pies de aquella imagen estaban colgados unos privilegios de escrito en acero, sellados con sellos de cera y de plomo, que decían que eran los privilegios que aquella Iglesia tuviera de las dichas ciudades y castillos. Y en el cuerpo de esta Iglesia había cinco altares. Y el cuerpo de esta Iglesia era una cuadra redonda muy grande y.alta, y era armada sobre már-moles de jaspe de muchos colores, y el suelo y las paredes era así mismo de losas de jaspe: y esta cuadra era cercada alrededor de tres naves que se contenían en ella, y el cielo era todo uno, el de las naves, y el de la cuadra era todo labrado de obra mosaico muy rica, y en él un cabo de la Iglesia a la mano izquierda estaba una gran sepultura de piedra de jaspe colorado, y allí yacía el dicho Emperador Romano, y dijeron que aquella sepultura solía ser cubierta de oro, y en ella engastadas muchas piedras preciosas, y decían que cuando los Latinos ganaron aquella ciudad, podía hacer noventa años que robaran aquella sepultura.
Y en esta Iglesia estaba otra gran sepultura de piedra de jaspe en que yacía otro Emperador: y aquí en esta Iglesia estaba el otro brazo del bienaventurado San Juan Bautista, el cual fue mostrado a los dichos Embajadores: el cual brazo era el derecho, y era desde el codo ayuso con su mano, y estaba bien fresco y sano, y como quiera que dicen que todo el cuerpo del bienaventurado San Juan fue quemado, salvo el un dedo de la mano derecha con que señaló cuando dijo: Ecce Agnus Dei: todo este dicho brazo estaba sano, según allí apareció: estaba engastonado con unas vergas de oro delgadas, y faltábale el dedo pulgar.

Ruy González de Clavijo: Embajada a Tamerlán (ed. Gonzalo Argote de Molina). Madrid: Miraguano Eds., 1984, pp. 57-58.



 
 
Turistas espirituales en Santiago de Compostela: las peregrinaciones

Cuando nosotros, los de nación francesa, queremos entrar en la basílica del Apóstol, lo hacemos por la puerta septentrional. Delante de esta entrada, junto al camino, se halla el hospítal de peregrinos pobres de Santiago, y a continuación, al otro lado de la calle, hay un atrio del que se baja por nueve peldaños. Al concluir la escalera de este atrio, hay una admirable fuente que no tiene pareja en todo el inundo. Se asienta esta fuente sobre tres escalones de piedra, que sostienen una hermosísima taza de piedra de forma circular, y cóncava, a manera de cubeta o cuenco, de tal tamaño que yo calculo que pueden bañarse cómodamente en ella quince personas. En su centro reposa una columna de bronce, de fuerte base heptagonal y de una altura proporcionada. De su re-mate salen cuatro leones, que echan por la boca cuatro chorros de agua, para refrigerio de los peregrinos y de los habitantes de la ciudad. Los chorros que salen de las fauces de los leones caen a la taza, que desagua en forma subterránea por un orificio perforado en ella. Y así ni se ve de dónde viene el agua ni adónde va. Es un agua dulce, nutritiva, sana, clara, magnífica, templada en invierno y fresca en verano. En la columna de bronce, bajo las garras de los leones, está grabado todo alrededor, en dos líneas, este texto: "Yo Bernardo, tesorero de santiago, hice esta conduccion de aqua y ejecute la pre-sente obra para remedio de ml alma y de las de mis padres, el día tercero de los idus de abril de la era MCLX".
Detrás de la fuente está, según dijimos, el paraíso (atrio), pa-vimentado de piedra, en el que, entre los emblemas de Santiago, se venden las conchas a los peregrinos. Se venden allí también botas de vino, zapatos, mochilas de piel de ciervo, bolsas, correas, cinturones y hierbas medicinales de todo tipo y demás especias, así como otros muchos productos. Los cambistas, mesone-ros y otros mercaderes están en la rúa Francígena. La extensión del paraíso es de un tiro de piedra por cada lado.

Guía del peregrino medieval (Codex Calixtinus) (ed. Millán Bravo Lozano). Sahagún: Centro Estudios Camino de Santiago, 1989, pp. 71-72.



Bolonia según un viajero español: Pero Tafur en Italia

Partí de Florençia é fuí por las Alpes de Pystoya por muchos é buenos lugares fasta llegar a Boloña, do fallé al papa Eugenio [...]. Esta çibdat se encuentra en la Lombardía, é es çibdat muy gruessa, ansí de pueblos como de mantenimientos, é por esto le llaman Boloña la gruessa; es muy bien encasada, é muy gentiles calles, muy buenos mesones, muy buenas yglesias e mo-nesterios, entre los quales está el monesterio de Santo Domingo Predicador, é su cuerpo del mesmo enterrado. [...] Yo vi su capilla é sepoltura muy bien labrada, que de ántes deviera estar pobremente, é todo entorno escurpidas é pintadas las armas de Guzman, ansi que esto mandó fazer el buen cavallero Don Luys de Guzman, maestre de Calatrava. Por medio de esta çibdat pasa una rivera pequeña, la cual la ennoblesçe mucho; ay en ella cient paradas de molinos; unos muelen trigo, otros espeçias, otros alimpian armas, otros fazen papel, otros sierran madera, otros filan seda, é ansi de diversas maneras se sirven de aquella agua. Al un canto de la çibdat está un castillo, el muro del qual es fecho de céspedes, muy fuerte contra tiro de bombarda. En esta çibdat son uno de los mejores estudios del mundo todo, é de todas çiençias, é ansi continuamente de todas naçiones é de grandes hombres se fallan en estos estudios. Esta cibdat es del Pa-trimonio de la Yglesia. Aquí fize vender mis cavallos é metíme en una barca yo é los mios, é partí para Ferrara todavía por aquella rivera que dixe que pasa por Boloña; é es tan angosta, que non cabe más de una barca, é si otra le viene en contra, es forçado de sacar la una en tierra. Esta agua se yela cada noche de muy gruesso yelo, éacostumbran los de las aldeas tener barcas la carena ferrada de cravos agudos, e ellos con palancas ferradas agudas, de media noche abaxo, andan por la rivera quebrando los yelos, por fazer camino a los que pasan; é salen los niños cantando, diziendo: buena chaza, que quiere dezir: buena elada.
 


 Pero Tafur: Andanzas y viajes de un hidalgo español (ed. Marcos Jiménez de la Espada). Madrid: Miraguano/ Polifemo, 1995, pp. 23-24.


Rögnvaldr Kali Kolsson, conde de las Orcadas, y noruego, dirigió un viaje de peregrinación a Tierra Santa entre los años de 1151-2. Rodeando España, aquí recogemos su paso por Galicia.

    "Siguieron navegando hasta que llegaron a Galicia [Jacobsland], poco antes de Iol [Navidad de 1151], y se dispusieron a celebrar allí las fiestas de Iol. Pidieron a la gente de la región que levantaran un mercado para comprar comida; pero estas tierras no son muy ricas, y sus habitantes apenas pudieron encontrar alimentos para todos los hombres. Allí supieron que había llegado al país un caballero de origen extranjero que se había apoderado de un castillo cercano y estaba aprovechándose de los campesinos de la región. SI se negaban a darle algo de lo que les pedía, los castigaba con sus soldados; y los trataba con crueldad y tiranía. Cuando el conde quiso comprar comida a los campesinos, éstos le dijeron que si conseguía expulsar del castillo a los invasores organizarían un mercado que duraría hasta Cuaresma; el conde Röngvaldr dirigiría el ataque, pero todo el dinero que consiguieran se lo devolvería a ellos.

    El conde expuso a sus hombres el trato, y les dijo que se pronunciaran acerca de lo que convenía hacer. Casi todos eran partidarios de enfrentarse a los ocupantes del castillo, pensando que allí conseguirían un magnífico botín, y el conde Röngvaldr y los suyos aceptaron el pacto con los campesinos.

    Poco antes del inicio de las fiestas de Iol el conde convocó a sus hombres y les dijo así:' Llevamos aquí varios días y aún no hemos hecho nada respecto al castillo; los campesinos ya no quieren comerciar con nosotros; me da la impresión de que empiezan a creer que no vamos a cumplir lo que les prometimos. Quisieran, amigo Erlingr, consultar contigo sobre la forma más conveniente de tomar ese castillo, pues me consta que eres el mejor estratega de todos nosotros. Y pido a todos los que aquí estáis que colaboréis con nosotros en todo lo que podáis'.  

    Erlingr respondió así a las palabras del conde: '  No me quedaré callado ante vuestra petición, pero no soy tan buen estratega. Creo que hay entre nosotros gente mucho más capaz y experimentada, como Eindridi el Joven. Pero como se suele decir, no se caza un pájaro sin antes disparar un tiro. Permitidme que os dé un consejo, y ya veremos lo que sucede. Si a todos os parece bien, hoy iremos al bosque y llevaremos alrededor del castillo tantos troncos de leña como podamos, pues tengo la impresión de que la argamasa de que está construido no resistirá el fuego. Lo prepararemos todos en tres días, y luego ya veremos qué es lo que sucede'

    Siguieron el consejo de Erlingr. Pero cuando terminaron los preparativos ya eran las fiestas de Iol. El obispo no les dejaría lanzar un ataque hasta que pasaran las fiestas.

    El caballero que había ocupado el castillo se llamaba Gudifreyr; era un hombre asttuto pero bastante entrado en años; era muy culto y había viajado mucho, y además hablaba varios idiomas; pero era muy codicioso e injusto. Cuando descubrió el plan convocó a sus hombres y les dijo: 'Esta artimaña de los noruegos me parece muy peligrosa para nosotros..."

[    Al final acuerdan que el tratará de entrevistarse con alguno de los cabecillas noruegos para llegar a un pacto secreto, comunicándose en francés, ...]

[Luego, una vez tromado el castillo sin conseguir gran botín, seguirían vía la costa portuguesa enfrentándose a los infieles y pasando el Estreecho...]

 Saga de las Islas Orcadas (ed. Javier E. Díaz Vera). Madrid: Minotauro, pp. 193-194.

Los Vikingos paganos habían asaltado con anterioridad las costas de Galicia, sobre todo en el siglo IX, provocando un clima de terror (844, 859-62, 966-971, Santiago en 970... destrucción de Tuy en 1008,... la última en 1035). Poco después noruegos y daneses se convertirían al cristianismo y como tales atenderían a la llamada de las cruzadas. Flotas de estas procedencias se encuentran en las campañas peninsulares de 1147 Y 1187, en el marco de la segunda y tercera cruzada. Este texto es de un viaje de peregrinación algo posterior. Más tarde, se volverían a ver las velas nórdicas durante la cruzada de 1217, en torno a Lisboa y Silves. El último gran contacto entre noruega y Castilla-León se produciría durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), cuando uno de sus hermanos desposó a un princesa de allá estableciéndose un tratado de amistad (con la consiguiente llegada de más viajeros).



 
 
Bibliografía breve
Adler, Ethan N. (ed.): Jewish Travellers in the Middle Ages. Nueva York: Dover, 1987.
Bennassar, Bartolomé y Lucile: Los cristianos de Alá. La fascinante aventura de los renegados. Madrid: Nerea, 1989.
Croix, Arnaud de la: Sur les routes du Moyen Âge. Explorateurs, chevaliers, pèlerins. Paris: Eds. du Rocher, 1997.
Chaliand, Gérard y Rageau, Jean-Pierre: Atlas del descubrimiento del mundo. Madrid: Alianza, 1986.
Donini, Pier Giovanni: Arab Travellers and Geographers. Londres: Immel Publ., 1991.
González Iglesias, Julio: El gran viaje por la Ruta de la Seda. Madrid: Bitácora, 1995. 
Labarge, Margaret W.: Viajeros medievales. Los ricos y los insatisfechos. Hondarribia: Nerea, 1999.
Ladero Quesada, Miguel Ángel: El mundo de los viajeros medievales. Madrid: Anaya, 1992.
Pastor Muñoz, Mauricio y Villar Raso, Manuel: Las ciudades perdidas de Mauritania. Expedición a la cuna de los Almorávides. Granada: El Legado Andalusí, 1996.
Richard, Jean: Les récits de voyages et de pèlerinages. Turnhout: Brepols, 1981.
Rubio Tovar, J. (ed.): Libros españoles de viajes medievales. Taurus: Madrid, 1986.
VV. AA.: V Curso de Cultura Medieval. Viajes y viajeros en la España medieval. Aguilar de Campoo: Fundación Sta. María la real, 1997.
VV. AA.:Voyages et voyageurs au Moyen Age. Paris: Sorbonne, 1996.
La librería Polifemo de Madrid, se dedica a la edición de libros de viajes tanto medievales como posteriores, y tiene una detallada lista bibliográfica en su página web:
Vuelta al principio

La página sobre el medioevo de Ana y José Manuel