Hijo del gran conquistador Fernando III (1217-1252, bajo el que se unieron de manera definitiva los reinos de Castilla y León en 1230), Alfonso X (1252-1284) subió al trono castellano-leonés con 31 años.

La vida de Alfonso X

La primera tarea que le esperaba, y que ocupó toda su vida, era la de reorganizar y repoblar el inmenso territorio reconquistado por su padre tan rápidamente. Su éxito fue notable, pero no completo, teniéndose que enfrentar con una importante rebelión de la población mudéjar (musulmanes que vivían en territorio cristiano) en Andalucía y Murcia (1264-1266).

Parejo a ello estaba la reorganización y defensa efectiva de la frontera con el único reino musulmán que permanecía en la Península: Granada. Es esa frontera las Órdenes Militares jugaron un papel importante.

Alfonso no se conformó con defender los territorios adquiridos por su padre, sino que los amplió con la conquista del reino musulmán vasallo de Niebla (Algarbe/Huelva) en 1262.

También estuvo preocupado por llevar adelante la cruzada contra los musulmanes. En principio su objetivo fue el norte de África (Salé, 1260). Aunque luego, las circunstancias, obligaron a que el resto de las cruzadas que comandó tuvieran un carácter más bien defensivo (1264-6 y 1275-9) ante el peligro que suponía la alianza de Granada con el imperio benimeri de Marruecos; dando inicio a la famosa ‘lucha por el Estrecho’, ya que era fundamental el control de esa zona para impedir la llegada de refuerzos africanos.

En cuanto a política interior se dedicó a dos labores. Normalización de la vida interior y centralización. Ello le trajo muchos problemas ya que su principal intención fue la de centralizar el gobierno del reino en sus manos, en la corte, intentando alejar a la nobleza de los mecanismos de poder que tenían y que la hacían tan poderosa. Para ello se alió con las ciudades y escribió nuevas obras legales. A pesar de su empeño esta política resultó un fracaso y llevó a varios momentos de enfrentamientos civiles internos.

En cuanto a política exterior es de sobra conocida su candidatura y carrera por alcanzar el título de Emperador. Siendo hijo de una princesa imperial alemana, fue elegido ‘rey de los romanos’ en 1257. El problema es que hubo dos elecciones. Su rival fue Ricardo de Cornualles, hermano del rey Enrique III de Inglaterra. El papado no se decidió. El resultado es que el Sacro Imperio Germano estuvo sin un emperador efectivo hasta 1273-5 cuando el papa corona a Rodolfo de Augsburgo como nuevo emperador.

Obra legislativa

Fue el principal impulsor de la introducción y aplicación del derecho romano en Castilla-León. Auspició cuatro importantes obras: ‘‘El Espéculo’’, el ‘‘Setenario’’, el ‘‘Fuero Real’’ y ‘‘las Partidas’’. De todas ellas la obra más ambiciosa fue la última. De carácter general y pensada para ser aplicada en todo el imperio apostaba fuertemente por el derecho romano en contra de las tradiciones locales. Las dos últimas obras no pudieron ser puestas en práctica durante su vida debido al fuerte rechazo de la nobleza, que veía peligrar sus derechos.

Obra científica

Importantísima fue su obra científica, especialmente como mecenas de las traducciones de obras árabes al latín y al castellano. Vía de reintroducción de muchísimos conocimientos científicos/filosóficos procedentes de la herencia grecolatina, enriquecidos con la experiencia islámica, en el mundo medieval europeo. Destacan ‘‘el lapidario’’, el ‘‘libro de Astronomía’’, el ‘‘libro de las cruces’’, etc.

Obra literaria

Gran amante de las letras, defensor de trovadores (hasta cierto punto) y un defensor acérrimo del uso de la historia como instrumento didáctico fue autor directo de las famosas ‘‘Cantigas de Santa María’’ (recopilación de milagros –con versión musical- en honor a la Virgen). Máximo impulsor de dos obras históricas claves donde, casi por primera vez en el medievo, se intentaba hacer un uso crítico de las fuentes (dentro de lo que cabe y dejando aún mucho espacio a la leyenda): ‘‘La Primera Crónica General’’, y la ‘‘General Historia’’. La primera sobre la historia de la Península y la segunda una magna e inconclusa obra de historia universal.

Repercusión de su obra y vida

Para Castilla-León no sólo supuso el rey que dirigió la repoblación de Andalucía y Murcia, o del primer intento de evolución hacia una forma de estado moderna, sino que fue el principal impulsor de la introducción del derecho romano, más ‘igualitario’ y uniforme dentro de lo que era la sociedad feudal. ‘‘Las partidas’’, aunque no se pudieron aplicar en vida, no solo conformarían la base del sistema legal español posterior sino que fue usado como punto de partida y modelo para muchos códigos legales en los siglos venideros, incluido los primeros códigos de derecho americanos, tanto del norte como del sur.

Reintrodujo con fuerza a Castilla-León dentro de la política europea desarrollando una intensa campaña diplomática que le llevó a establecer contactos no sólo con potencias tradicionales como las peninsulares, Inglaterra Francia y el papado sino también con otros poderes como los del Imperio Alemán, las repúblicas italianas, Noruega, Hungría, los mamelucos de Egipto, los reinos de Tierra Santa, los asesinos de Siria e, incluso, con los mongoles.