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Gijón, 19 de julio de 2021

Miriam Cubas: “Las primeras cerámicas de Asturias surgieron hace 7.000 años para cocinar leche o carne y hacer queso”

Ponente del curso de verano de la UNED “150 años de investigaciones prehistóricas en el valle del Sella, Asturias”, esta científica de la Universidad de Alcalá explica que la introducción de la cerámica y de dichos productos supuso “un cambio culinario espectacular en las comunidades prehistóricas”

 

Esteban Álvarez Fernández.

Miriam Cubas, en el Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo.

Cuando la investigadora Miriam Cubas comenzó la carrera de Historia, lo que más le interesaba era la Historia Antigua. Sin embargo, en cuanto empezó a excavar, en la zona del Cantábrico, en segundo año de carrera, se dio cuenta de que lo suyo era la Prehistoria. Tras desarrollar su labor científica en las universidades de Oviedo, Cantabria, York y actualmente Alcalá, Miriam Cubas no duda en subrayar que la investigación “te permite estar todo el tiempo motivado, porque te dedicas a lo que tú quieres al cien por cien”. El trabajo de campo le llena especialmente por lo que se aprende en equipo, junto a geólogos, químicos o especialistas en cerrajería, entre otros. “Tan pronto eres capaz de tirar una cuerda para bajar una sima, como de identificar y describir el color de los sedimentos o su granulometría, lo que te permite ampliar mucho la mente”, señala. Una ponencia suya clausura el curso de verano de la UNED “150 años de investigaciones prehistóricas en el valle del Sella, Asturias”, que se desarrolla en el Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo, con el patrocinio del Ayuntamiento de Ribadesella y el apoyo del Gobierno del Principado de Asturias. Su intervención lleva por título “El Mesolítico y la Prehistoria reciente en el valle del Sella”.

 

¿Cuál sería la idea principal de su ponencia?

Mi charla se centra en los momentos más recientes de la Prehistoria. A partir del cambio climático que supone el Holoceno, hace en torno a 11.000 años, se producen una serie de cambios en las sociedades humanas. Obviamente, se adaptan a un nuevo ambiente, nuevas especies de fauna y flora, y esto conlleva una serie de cambios en las tecnologías de las comunidades prehistóricas. Lo que muestro es una visión diacrónica desde ese momento de cambio climático hasta el final de la Prehistoria: cómo se empiezan a trabajar los primeros metales. La idea es presentar todos los yacimientos que existen en el valle del Sella, en los que podemos ir vislumbrando estos periodos más recientes de la Prehistoria.

 

¿Qué ejemplo de cambio tecnológico podría ponernos que resulte especialmente relevante?

Cuando se introduce la agricultura, que supuso un punto de inflexión, no solo en el Norte de la Península, sino en toda Europa, se pone fin al modo de vida del cazador-recolector, y se inicia el modo de vida campesino. Esto es un cambio fundamental en la historia de la humanidad.

 

Y respecto a dicho cambio, el pasado año la revista “Nature Communications” publicó los resultados de una investigación de un equipo internacional que usted lideró.

Sí. Llevo trabajando en esto mucho tiempo. La introducción de la agricultura va acompañada de la introducción de la ganadería, y uno de los temas que hemos trabajado mucho es cómo se empieza a explotar esa ganadería, si es solo para el consumo de la carne, de las ovejas, las vacas o las cabras, o si también hay una explotación de los lácteos. En los últimos años, una de las cosas que más me ha entusiasmado ha sido la documentación de esos lácteos a partir de las cerámicas que hemos estudiado en los yacimientos arqueológicos.

 

Esteban Álvarez Fernández.

La investigadora, en una excavación.

¿Cómo se lleva a cabo el proceso de documentación de los lácteos a partir de cerámicas?

La verdad es que es complejo. Básicamente, lo que se hace es que, de un recipiente cerámico aparecido en los yacimientos, documentados hace unos 7.000 años, más o menos, se extraen las biomoléculas de la pasta arcillosa, lo que queda de lo que se cocinó en esos recipientes, y se analiza mediante técnicas de química orgánica. La aplicación de estas técnicas nos permite plantear nuevos objetivos históricos, relacionados con la subsistencia y prácticas culinarias de estas sociedades prehistóricas.

 

¿Y cuáles han sido las conclusiones?

Pues hemos podido documentar cuándo se empieza a consumir la leche y cuándo se empieza a cocinar, porque inicialmente, las primeras teorías sobre la introducción de la ganadería sostuvieron que se introduce el ganado solo para consumo de la carne, pero que las comunidades prehistóricas no eran capaces ni de ordeñar ni de consumir la leche, hacer quesos, requesón, ni nada de eso, y con este tipo de técnicas se está documentando que no, que cuando se introduce la ganadería es para consumo cárnico, pero que también se están utilizando los recursos lácteos para hacer quesos tipo requesón y, obviamente, para consumir la leche.

 

¿Esto ocurrió hace unos 7.000 años en el Norte de la Península?

Sí. Obviamente, esta cronología no es la misma en toda Europa. Es bastante más antigua a medida que nos vamos acercando al Próximo Oriente, y también hay zonas en las que se introduce más tarde, como son las islas británicas.

 

Antes de estos hallazgos, ¿cuándo se pensaba que había ocurrido?

Pues hemos aumentado la antigüedad del consumo de los productos lácteos aproximadamente en dos mil años.

 

¿De cuándo datan las primeras cerámicas de Asturias?

Precisamente son esas cerámicas estudiadas, de hace 7.000 años. La tecnología cerámica comienza al mismo tiempo en Asturias, Cantabria y País Vasco, y toda esa cerámica que se empieza a hacer está relacionada con la cocina. Todo es para cocinar de otra manera. Se empiezan a cocinar cereales, los productos lácteos… La introducción de la tecnología y de dichos productos supone un cambio culinario espectacular en las comunidades prehistóricas.

 

¿Y en qué momento surgen los primeros poblados en Asturias?

Esa es una gran pregunta que nos da muchos quebraderos de cabeza a todos, porque estas cerámicas tan antiguas aparecen en depósitos en cueva, y los depósitos en cueva no son lugares de hábitat durante la prehistoria reciente. Generalmente, son lugares de basurero, donde se tira lo que no se usa, o lugares funerarios, donde se entierran los muertos, o los ajuares, que generalmente incluyen la cerámica. Para los momentos más antiguos, no conocemos el poblamiento, no hay poblados al aire libre. Se supone que esos primeros campesinos, que están cultivando, necesitan de la extensión de campos y se entiende que viven en poblados. Pero en Asturias no están documentados en momentos antiguos. Los primeros poblados documentados al aire libre son de hace 6.000 años, un milenio después de que aparezcan las primeras cerámicas, y aparecen en la zona de Vigaña. Están siendo excavados por Margarita Fernández Mier, profesora de la Universidad de Oviedo.

 

¿Cómo condicionó el paisaje a aquellas comunidades del norte de la Península ibérica, en contraposición a las de la meseta o del Mediterráneo?

Obviamente, el paisaje les tuvo que hacer adaptarse a unas condiciones diferentes, y seguramente por eso se documentan tan mal los poblados al aire libre, porque posiblemente no se trate de grandes poblados sino de poblados más pequeños y dispersos, por eso cuesta más identificarlos en la actualidad. Pero la realidad es que en el Principado se conoce la cabaña que he mencionado, de Vigaña, y se conoce otra en la zona del País Vasco. Hay un vacío enorme de poblamiento al aire libre durante ese momento.

 

 

CA Asturias. Gijón