QUÉ ES EL COACHING
La etiqueta coaching ha sido ampliamente aceptada en el ámbito de la
empresa y otros entornos en los que se pretende llevar a cabo alguna
acción para optimizar el rendimiento. Tanto es así que, hoy en día, bajo
esa misma etiqueta podemos encontrar cosas muy diferentes, pues son
muchos los que la utilizan indistintamente para beneficiarse del impacto
favorable de este nombre. Si vamos a una librería y consultamos varios
libros sobre coaching, es muy probable que hallemos contenidos
diferentes (a veces muy diferentes) entre ellos.

En general, es frecuente relacionar
el coaching con cualquier estrategia de formación en el campo del
liderazgo, la autogestión o el crecimiento personal (entre otros), sin
discriminar objetivos, procesos o herramientas. Por ejemplo, sabemos de
un instructor que forma a comerciales en técnicas de ventas y dice que
está haciendo coaching, cuando lo que hace es impartir un curso de
formación en el que transmite conocimientos concretos sobre los
mercados, los clientes, las estrategias para vender, etc. También
conocemos a alguien que dice hacer coaching cuando enseña a unos
adolescentes técnicas de autocontrol emocional. Y a otra persona para la
que el coaching es enseñar técnicas de PNL (Programación
Neurolingüistica). Algunos “especialistas” entienden por coaching
orientar o aconsejar de manera directiva (“Deberías hacer esto… Te
conviene esto otro…”) Y hasta existe un libro en el que se explica cómo
organizar un negocio y se dice que eso es coaching.
En el deporte en los Estados Unidos, bajo la etiqueta de coaching se
engloban todas las funciones del entrenador (el coach). Pero en
ocasiones también se diferencia entre coaching y teaching. Esta última
acepción se refiere a la tarea del entrenador cuando enseña a sus
deportistas habilidades que no dominan, mientras que coaching se centra
más en la tarea del entrenador como conductor que busca optimizar los
recursos individuales y grupales ya existentes.
Con este matiz, el coaching en el deporte coincide con el coaching en la
empresa y otros ámbitos en el objetivo de utilizar una herramienta que
ayude a mejorar los recursos humanos para poder ampliar las
posibilidades de rendimiento de una persona o un grupo, centrándose más
en la optimización de recursos existentes que en la adquisición de
nuevos recursos. Es decir, que al igual que el entrenador organiza una
estrategia para que sus deportistas utilicen mejor sus puntos fuertes en
coordinación con los puntos fuertes de sus compañeros, con el propósito
de incrementar el rendimiento colectivo de su equipo, en la empresa se
puede buscar la mejor forma de usar los puntos fuertes de los empleados
de un equipo de trabajo apropiadamente coordinados entre sí. En ambos
casos, la prioridad de la intervención no es desarrollar nuevas
habilidades, sino aprovechar al máximo las ya existentes. Este es el
objetivo prioritario del coaching:: buscar los mejores recursos
existentes y aprovecharlos para conseguir el mayor rendimiento posible.
Evidentemente, en el proceso para conseguir tal objetivo, el coach puede
detectar limitaciones que deberían ser subsanadas mediante la
incorporación de nuevos recursos, en cuyo caso procedería el objetivo de
enseñar o perfeccionar nuevas habilidades (teaching).
Sin embargo, el coaching en el deporte y la empresa difieren en el
target (a quién va dirigido el coaching), el proceso y las herramientas.
En el deporte, la mayoría de las veces el coach actúa desde su rol de
líder y desarrolla el coaching desde esa posición de poder que le
concede la organización deportiva, siendo su target los deportistas bajo
su responsabilidad. Su equivalente en la empresa sería, por ejemplo, el
director comercial que lidera a un grupo de vendedores. En casos como
éstos, son figuras de autoridad que (en mayor o menor medida) aceptan,
respetan y hasta temen, los deportistas o comerciales a su cargo.
Además, suelen tener más conocimientos y experiencia que sus liderados
en el terreno específico de su trabajo. Su coaching se desarrolla a
través de procesos y herramientas relacionados con su liderazgo.

El coaching empresarial, tal y como se concibió en un principio, es otra
cosa. En primer lugar, habitualmente, el target no son los deportistas o
los vendedores (aunque también pueden serlo y en ocasiones lo son) sino
los que lideran a éstos: es decir, el entrenador o el director
comercial. Por tanto, el coach no es una figura de autoridad con una
responsabilidad de liderazgo dentro de la organización, sino un
profesional ajeno al organigrama (casi siempre externo a la
organización). Esta posición determina que su trabajo de coaching deba
realizarse de manera distinta al coaching de un entrenador, pues la
ascendencia sobre su cliente (el coachee) es muy diferente.
El coach empresarial debe centrarse en ayudar a su coachee a desarrollar
al máximo su capacidad de rendimiento (casi siempre su capacidad de
liderazgo para optimizar el rendimiento de otras personas que están a su
cargo) desde una posición ausente de autoridad institucional,
intelectual o de experiencia en el campo concreto de ese cliente. Es
decir, ni es su jefe, ni sabe más que él, ni tiene más experiencia. Sin
embargo, es un profesional que domina el campo de la optimización de los
recursos humanos y se encuentra en una posición externa que le permite
observar mejor. Mientras el coachee está demasiado dentro del bosque y
eso dificulta que, a veces, vea bien los árboles, el coach puede
ayudarle desde una perspectiva más tranquila, más amplia, más objetiva.
Todas estas circunstancias determinan que el protagonista del coaching
sea el coachee y no el coach. La clave del coaching no está en que el
coach le diga al coachee lo que debe o tiene que hacer, sino que
estimule un proceso mediante el cual sea el propio coachee quién busque
y ponga en práctica las soluciones. El coach “acompaña” al coachee en el
proceso de optimización de sus propios recursos, ayudándole a recordar,
ordenar, relacionar, jerarquizar, cuestionar, reconocer, evaluar,
ver desde otra perspectiva, buscar, comparar, decidir, planificar y
actuar, sin juzgar ni aportar ideas propias. Esta es la base del
coaching. Además, en ocasiones, cuando la situación lo requiere,
complementa lo anterior incorporando explicaciones, planteando
sugerencias y enseñando nuevas herramientas.
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