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Gijón, 17 de julio de 2015

"Recomiendo la reforma de la Constitución, pero con prudencia y consenso"

Antonio Torres del Moral, profesor emérito de la UNED y director del curso de verano "La autonomía local: principios y competencias"

 

Antonio Fernández, profesor titular de Geografía de la UNED

Antonio Torres del Moral.

El catedrático Antonio Torres del Moral no sintió la vocación jurídica desde su tierna infancia, como a veces ocurre. Incluso en su época de estudiante se sentía más atraído por la Filosofía. Solo el azar le llevó por los derroteros del Derecho, cuando conoció en Granada al profesor Luis Sánchez Agesta, que impartía una Filosofía política que le interesó. Ese fue el área del conocimiento en el que se adentró como docente por primera vez, para ir especializándose paulatinamente en el Derecho Constitucional. La formación académica de Torres del Moral muestra esta doble faceta, ya que es licenciado y doctor en Derecho además de licenciado en Filosofía y Letras. Conversamos con él al término de una de la sesiones del curso "La autonomía local: principios y competencias", que ha dirigido en Gijón.

 

En su forma de abordar lo jurídico se trasluce su inquietud humanística.

Poco a poco me fui aficionando al Derecho porque es algo fascinante, pero nunca perdí mi veta filosófica, al estudiar una institución, o no digamos en materia de derechos y libertades... Ahí la Filosofía sí que tiene mucho que decir, porque es algo que corresponde a la persona, el concepto de persona, de dignidad, de libertad, de igualdad, etcétera. Por lo tanto, trato de conjugar las dos vocaciones. Trato de abordar lo jurídico desde una perspectiva filosófica.

 

 

El programa de este curso lo encabeza una cita de Alexis de Tocqueville: "La democracia será municipal o no será".

A Tocqueville, cuando visita América, le llaman la atención tres aspectos fundamentales para él, de la sociedad americana: el asociacionismo, la atención a la igualdad unida al respeto a la diferencia, y en tercer lugar el municipalismo. Es decir, el peso tan extraordinario que tiene el poder local en la vida de los ciudadanos. Es en la ciudad donde se hacen las primeras armas, donde se empiezan a conocer los asuntos comunes, donde se comienza a participar. En Estados Unidos se participa mucho en el nivel local mínimo, en el básico. Incluso al principio se tomaban las decisiones en el meeting. En medio de una reunión se tomaba una decisión, casi al estilo griego. Después las cosas se van complicando, naturalmente. Y eso le llama la atención a Tocqueville porque era una escuela de democracia, de participación. Por eso dice que la democracia si no funciona en el nivel local, que es el básico, tampoco puede funcionar en niveles superiores, más complejos.

 

Como consecuencia de la crisis, y de las últimas medidas legislativas, ¿cuál es la situación de la autonomía local en España? ¿Qué principales retos afronta?

Podemos decir que los afronta todos, porque ha estado bastante apartada de la preocupación de los poderes públicos, pese al mandato constitucional. Se ha hecho mucho hincapié, lo cual tiene su lógica, en la construcción del Estado Autonómico, y se ha descuidado un tanto la construcción del Estado Municipal, por llamarlo así, o de las comunidades autónomas municipalistas. Llega un momento en que el Estado Autonómico se puede entender más o menos construido, pero en algún momento hay que empezar a construir el estatuto jurídico de las municipalidades.

 

¿En qué sentido?

Las comunidades autónomas son muy celosas de los poderes que han adquirido, y en el caso de las competencias de los municipios o de las provincias, las comunidades autónomas quieren ejercer un poder si no de absorción sí de control de los mismos. Alguien tiene que ejercer ese control, y para que no lo ejerza el Estado lo ejercen ellas. El equilibrio es difícil. Estamos hablando de poder, y el poder llama al poder. Cuanto más poder se tiene más se quiere. Pero para eso están los legisladores, que tienen que legislar un buen modelo. Creo que todavía no se ha encontrado. Se está en ello pero, seguramente, a la vista de que se está reconstruyendo el Estado autonómico, o se quiere reconstruir, el aspecto de la autonomía local va a sufrir algún otro retraso, me temo.

 

Desde su punto de vista, ¿los ayuntamientos tienen suficiente peso en nuestro país?

Deberían tener más peso. No es que tengan poco, pero seguramente deberían tener más. El ayuntamiento es la célula primaria de participación política y de organización social. En la Constitución Española se habla de la autonomía municipal, provincial y autonómica, y se ha dado preferencia después a crear y a desarrollar el Estado Autonómico, mientras que se ha dejado un poco la autonomía local. En eso se está ahora, pero el deseo de desarrollar esa autonomía legislativamente llega en un mal momento, cuando el Estado Autonómico está en revisión de nuevo, con lo cual me temo que se le seguirá dando preferencia, y desplazando la autonomía local. Es ley de vida, pero está siendo así.

 

¿Qué opina de la idea de fusionar ayuntamientos?

Hay discusión sobre el particular, porque a mí me parece que desde el punto de vista de la racionalización del gasto podría estar bien. En cambio, se dice que se ahorra poco gasto, sobre todo en ayuntamientos pequeños que no cobran, por lo tanto el alcalde, el concejal, etcétera, están presentado un servicio gratis. Y en cambio pues sirve para la socialización de las personas, la radicación de las mismas, mientras que si se funden es posible que haya un desplazamiento al núcleo mayor y un abandono de territorio. Es difícil. En principio me inclino por la racionalización de la fusión, por lo menos de algunos, pero no tanto como creía hace un par de años. Se fusionarían solo una pequeña parte de los municipios, los muy, muy pequeños, y cuando llegan a un tamaño determinado subsistirían porque sirven para vertebrar el país.

 

Su ponencia se centró en el jacobinismo español (entendido el jacobinismo no en un sentido violento sino ideológico, de uniformismo territorial).

El jacobinismo nunca ha desaparecido del todo. Hay una contestación enorme de las comunidades autónomas. Muchos españoles serían partidarios de volver al régimen común, centralista, de Madrid. A mí me parece que eso es una miopía. Yo creo que España es una realidad muy plural, tanto por la historia como por geografía. Tiene comunidades autónomas que son insulares, hay comunidades litorales, continentales; comunidades que tienen foro propio, lengua propia, cultura propia, y otras que no... Y esa variedad no se la puede someter a una disciplina común, unitaria, sino que hay que respetar la realidad, sin que ese respeto de la realidad signifique una diáspora.

 

Picos de Europa

Inauguración del curso. Por la izquierda, el magistrado David Ordóñez, ponente del curso; Antonio Torres del Moral; el director
del Centro Asociado de la UNED en Asturias, Juan Carlos Menéndez Mato; y la coordinadora del curso, Ana Nava.

¿Es partidario de reformar la Constitución?

Siempre he sido partidario de la reforma de la Constitución. Me parece que es de una miopía extraordinaria considerar un ataque a la Constitución el querer reformarla. Se reforma lo que se quiere conservar. Una casa que no se reforma se cae a pedazos, mientras que una casa que se va reformando allí donde se encuentran algunos desperfectos sigue sirviendo. Para que siga sirviendo hace falta reformarla, para ponerla acorde con los tiempos. Por ejemplo, la Constitución alemana tiene unos 60 años y unas 60 reformas. Sale a una por año de media. Hay aspectos que deberían reformarse o reescribirse, porque no quedaron del todo bien.

 

¿Cuál sería el primer paso?

Para que haya reforma de la Constitución tiene que haber un consenso. No imponer la reforma de uno contra el deseo de reforma de otro, o contra el deseo de no reforma de los demás, y ese consenso de momento no se da. Debería fabricarse pronto. Por ahora se pueden acometer varias reformas subconstitucionales, legales, o de reglamentos parlamentarios, que serían políticamente muy provechosas, muy funcionales, y a la vista del resultado de estas reformas subconstitucionales, proceder después a una reforma constitucional.

 

¿Podría ponernos algún ejemplo?

El funcionamiento del sistema parlamentario, la junta de portavoces, el orden del día, las preguntas, las interpelaciones, las comisiones de investigación, cómo se desarrolla una cuestión de confianza o una moción de censura. Modificando esos reglamentos parlamentarios para mejorarlos se ganaría bastante, y a la vista del resultado y de la experiencia se podría evaluar qué aspectos de la constitución merece la pena seguir modificando. Lo que recomiendo es: reforma, sí, pero con prudencia y con consenso, y de momento, dado que falta consenso, abordar reformas subconstitucionales.

 

A este curso de verano han asistido, como alumnos, técnicos de las administraciones local y autonómica, que han planteado dudas con las que se encuentran en su día a día.

A mí me ha sorprendido gratamente el alto nivel de los alumnos. No se trata solamente de estudiantes, sino también de técnicos del régimen local y autonómico, y son entendidos que vienen aquí a reforzar conocimientos, y el nivel de las preguntas o de las puntualizaciones es extraordinariamente técnico y elevado. Eso me gusta mucho porque significa que hay un coloquio vivo y un coloquio fructuoso.

 

 

Pablo Núñez

La autonomía local: principios y competencias
CA Asociado Asturias. Gijón

 

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