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Cangas de Onís, 8 de julio

Mario Menéndez: "El arte paleolítico nos hizo más humanos"

El profesor de la UNED, que dirige en Cangas de Onís un curso por el centenario del descubrimiento de la cueva del Buxu, explica cómo el arte rupestre unió a los hombres primitivos alrededor de una idea y de un modelo de comportamiento

 

Mario Menéndez

Mario Menéndez.

A tres kilómetros de Cangas de Onís, muy cerca del pueblo de Cardes, se localiza la cueva de El Buxu, descubierta hace cien años y que conserva importantes representaciones de arte del Paleolítico Superior (del periodo Solutrense y de principios del Magdaleniense). La UNED lleva tres décadas participando en la investigación de esta cueva, entre cuyos tesoros destacan las representaciones de caballos y de ciervos, los signos tectiformes, o la imagen de un ave tallada sobre el colmillo de un oso de las cavernas, entre otros. Ahora, al cumplirse el mencionado centenario de su descubrimiento, el arqueólogo Mario Menéndez, profesor titular de Prehistoria de la UNED habilitado a cátedra, ha reunido en un curso de verano a los especialistas vinculados a su estudio, con el fin de explicarles a los alumnos "qué ha sido la cueva del Buxu, qué es la cuenca del Sella para el arte rupestre, y qué es Asturias en el contexto general del arte europeo", tal y como él mismo señala. Más de 40 alumnos de distintos lugares de España han participado en esta actividad, codirigida por el investigador David Álvarez Alonso, cuyo programa ha incluido la visita a la cueva de Tito Bustillo y a la mencionada de El Buxu.

 

¿Cuál es la importancia del arte rupestre paleolítico de Asturias a nivel internacional?

El arte rupestre paleolítico más conocido —aunque no exclusivo— es el de Europa occidental. De ese arte, el asturiano supone casi el 20%, lo cual es un porcentaje considerable. Asturias tiene más de cincuenta cuevas con arte y ese patrimonio es extraordinario. Algunas son cuevas de primerísimo nivel, como la de Tito Bustillo, que hemos visitado en el curso, que es equiparable a cualquiera de las grandes a nivel mundial. Y otras como la cueva del Buxu son más modestas en sí mismas, digamos de un nivel medio, pero que tienen gran interés para la investigación porque reúnen una serie de requisitos que están ahora mismo en la vanguardia de la investigación.

 

¿Y qué es lo más relevante de la cueva del Buxu, menos conocida sin duda para el gran público?

Tiene un ciclo muy largo, que comienza probablemente hace unos 35.000 años con las primeras manifestaciones simbólicas humanas en el Cantábrico, durante el Auriñaciense, cuando llega aquí el hombre moderno, y se prolonga hasta el Magdaleniense, que tiene un momento interesantísimo durante el Solutrense en que solamente se realizan signos. Es un santuario de signos, concretamente de un tipo de signos cuadrangulares, que se definen como tentiformes, y que aparecen en el Buxu y solo en la cuenca del Sella en el Cantábrico. Y después el mundo Magdaleniense, naturalmente, que es un arte mucho más espectacular pero también mucho más conocido y más común. Y hay algunos temas que son esenciales en ese momento, como son las representaciones sexuales femeninas. Esas aparecen en el Buxu, en Tito Bustillo y en la cueva de El Sidrón en la cuenca del Sella con un motivo específico, concreto, personal, que le da también un concepto de territorialidad a esa forma de simbolismo. De esto participa el Buxu, y sin duda es muy importante, porque nos dice cómo éramos y cómo nos relacionábamos en los primeros momentos del hombre moderno en Europa, de nuestra propia especie.

 

Interior de la cueva (© P. Saura).

Interior de la cueva (© P. Saura).

¿Qué buscaba el hombre primitivo con las pinturas rupestres?

Hay muchas teorías al respecto, pero yo creo que es el relato que el hombre —o determinados tipos del grupo, llamémosles chamanes— crea para buscar un consenso general en torno a un proceso de simbolización. Al igual que hoy el Catecismo nos indica lo que es la simbología de la cruz y qué comportamientos van asociados a ella, el hombre prehistórico crea un consenso en torno a unos determinados símbolos y a un modelo también de comportamiento. Un modelo de comportamiento que nosotros definimos como protorreligioso en ese momento, que más adelante será claramente religioso, y que mostró su utilidad desde el momento en que se ha mantenido cuarenta mil años en la historia de la humanidad, porque unió a los grupos en torno a una idea, y eso les dio un sentimiento de pertenencia al grupo y un modelo de comportamiento que fue superior a otros grupos que no lo tenían. Pensemos que en ese momento del Paleolítico Superior inicial, existen cinco especies humanas en Eurasia, y solo queda la nuestra. Evidentemente el modelo fue eficiente.

 

 

Precisamente en la inauguración del curso usted mencionaba que el arte paleolítico "nos hizo más humanos".

Sí, porque nuestro género homo —no solo nuestra especie sapiens— va diferenciándose progresivamente de las demás especies animales, en un proceso que dura dos millones de años. Va evitando el incesto, la antropofagia, adaptando sentimientos de compasión y de solidaridad con los miembros del grupo que no pueden valerse por sí mismos... Es decir, va progresivamente adoptando unas estructuras no solo fisiológicas sino también culturales que lo van diferenciando de las demás especies animales. El arte que permitió simbolizar esos comportamientos sin duda muestra un salto cognitivo que nos hizo mucho más humanos.

 

Ave tallada sobre el colmillo de un oso.

Ave tallada sobre el colmillo de un oso.

¿Cree que los neandertales pudieron haber desarrollado alguna forma de arte?

Depende de lo que entendamos por arte. Mi opinión es que un arte en cuanto a resultado simbólico de una idea que se plasma gráficamente no existe entre los neandertales, aunque pueda existir un sentimiento de individualidad cuando se ponen un colgante decorado, o un sentimiento de piedad, de respeto, de amor, cuando realizan un enterramiento, pero no un sentimiento religioso que exige ese salto simbólico. Yo creo que los neandertales se quedaron en la antesala de ese salto cognitivo que hicieron los hombres modernos. Tienen un pensamiento simbólico, sí, pero a un nivel elemental, mientras que el hombre moderno lo tienen a un nivel mucho más complejo.

 

¿Cuál es la situación real de la investigación del arte paleolítico? ¿Qué retos afronta?

Hasta ahora los estudios de arte fueron muy descriptivos, y había dos obsesiones: clasificar por estilo y por cronología. Había que ordenar el arte. Esa etapa se ha superado y la fase de comprensión del arte ya no es descriptiva, sino que exige la colaboración entre diferentes disciplinas, y debemos dar un salto en la concepción del arte, y probablemente entender que no todo el arte responde al mismo motivo. A través de otras disciplinas afines que nos apoyen podemos tratar de concluir a qué impulsos cognitivos y mentales responden para poder entenderlo mejor. En esa línea va la arqueología cognitiva, y yo creo que va a complementar muy bien los datos meramente empíricos que teníamos hasta ahora.

 

Pintura rupestre de El Buxu (© P. Saura).

Pintura rupestre de El Buxu (© P. Saura).

Con motivo del centenario del descubrimiento de El Buxu está preparando dos nuevos libros, ¿verdad? ¿Qué nos puede adelantar sobre estos proyectos?

Estamos preparando la publicación de los trabajos que se realizaron en la cueva entre el año 85 y 90, que los realizó también un equipo de la UNED y de la Universidad Complutense, y estamos preparando la publicación a gran formato fotográfico y con un estudio muy profundo de las manifestaciones artísticas de la pintura y el grabado de la cueva y también del entorno y de la fauna que se extrajo. Es decir, no es tanto una monografía de excavaciones, meramente técnica, para especialistas, sino que es también un libro divulgativo del contenido de la cueva.

 

En su caso, son cerca de 30 años de trabajos en la cueva del Buxu.

Empezamos en 1985 y todavía hace tres años publicamos un nuevo horizonte de pinturas rojas que no había sido descubierto aún. Queda trabajo que hacer para el futuro. Ahora vamos a poner en valor los años de investigación y las colaboraciones recibidas de otros ámbitos, como son la Paleontología, la Geología, las dataciones físico-químicas, la espectroscopía de los pigmentos...

 

¿Cuándo nació la vocación de Mario Menéndez por la arqueología?

Siempre quise ser arqueólogo, desde pequeño. Era mi pasión. Y casualmente conocí al primer excavador de El Buxu, que excavó en 1970. Le pedí consejo cuando terminé la carrera, en el año 79, sobre cómo hacer la tesina, que era entonces la memoria de licenciatura, y puso a mi disposición los materiales de la excavación. Eso me vinculó a esta zona y al Paleolítico, y ya prácticamente mi tema fundamental de investigación ha sido el Paleolítico cantábrico, aunque también haya investigado otras cosas, naturalmente.

 

Localización de la cueva de El Buxu.

Localización de la cueva de El Buxu.

Pablo Núñez

CA Asturias. Cangas de Onís

 

Programa del curso "Arte paleolítico. Un siglo de investigaciones"

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