La carrera de HISTORIA Y las NUEVAS TECNOLOGÍAS (I)

(Artículo de fondo, 2010-211)

Cuando tenía 10 años puse mis manos en un zx80 y empecé a programar. A los 13, en un programa de intercambio con Inglaterra, me enfrenté a uno de esos IBM con floppy disc de 5.25. Con 14, en mi colegio, me nombraron tutor de informática de mis propios compañeros de aula y me tocó dar clase y poner notas... evidentemente la experiencia fue agridulce. Con 15 programaba mis propios videojuegos para spectrum en Basic y empezaba con el lenguaje máquina, o lenguaje C. Pero a los 18 me vi metido en la facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca. Y a los 20, en la universidad de Edimburgo, me encontré jugando a mi primer juego "en línea", en la comunidad universitaria, y manejando los primeros Mac. Actualmente trabajo en red e internet con dos fijos (un PC y un Mac), un portátil (pc), un libro electrónico, varios discos duros portátiles y pendrives, scanners, impresoras, smartphones ... por ahora me niego utilizar una tableta electrónica (no le veo su utilidad, aunque puede que me toque usarla, al fin y al cabo, como comprobará el lector si aguanta hasta la conclusión de esta diatriba). Digo todo esto para que el lector no se crea que estoy en contra de la tecnología, ni mucho menos, soy un apasionado de ella.

Mucho ha cambiado la tecnología desde entonces, y casi nada la carrera de historia, ¿o me equivoco?

EN realidad, hoy en día, la UNED es una de las universidades españolas pioneras en el uso de la informática y las nuevas tecnologías para la enseñanza (en este caso a distancia). Eso ha tenido, y tiene, sus partes buenas y malas. La mala es que nos ha tocado ser el conejillo de indias de varias pruebas de plataformas informáticas y sistemas de evaluación ad hoc. Algunas veces se nos impuso trabajar con ellas a medio hacer y el resultado fue que el primer año perdimos mucho más tiempo arreglando fallos que solucionando problemas de los alumnos; y aún hoy en día, en algunas ocasiones, tendemos a atajar por lo sano e intentamos evitar pasar más cosas por ciertas aplicaciones informáticas.

En principio no estoy de todo de acuerdo en que todo se tenga que hacer por internet. Hay personas que no saben manejarlo o que no disponen del equipo adecuado, por lo que limitar el acceso a la matriculación o el seguimiento de los cursos a la red, auque en principio lo haría todo - sobre todo la comunicación entre profesores y alumnos- más rápido, me parece un paso atrás. Lo ideal es que fueran compatibles ambas vías. La UNED es la universidad española con un mayor y más variado número y tipo de alumnos y hay de todo.

Lo bueno... se han aligerado ciertos procesos. Por ejemplo, los exámenes de la UNED pueden ser masivos. Las convocatorias pueden reunir desde 1 alumno (ha ocurrido alguna vez en prisiones o algún centro asociado en el extranjero) hasta 3000; y a todos hay que llamarles, darles su examen específico y conducirles hasta su asiento. Como se puede imaginar el antiguo sistema era a base de gritos y sacar fotocopias de examen. Ahora mismo en la UNED ya se ha implantado lo que se llama la "valija virtual" que, cuando funciona -afortunadamente ya casi siempre- ahorra mucho esfuerzo. Así, el alumno acude a la cita del examen con su carnet de estudiante o dni. Éste, pasa por lector y el sistema le provee de inmediato con su examen personalizado, que no solo corresponde a la asignatura de la que debe examinarse en ese momento, sino que también le asigna un lugar en el aula, siguiendo los parámetros establecidos por el personal docente. Así, sólo nos toca conducirlos a su sitio, y vigilar el examen. A la hora de devolver el examen, el alumno pasa por la mesa, su examen es escaneado - pasando una copia virtual a una base de datos a la que el alumno puede acceder- y dejando el original impreso para ser enviado a la central. De esta manera hay dos copias del examen, la virtual y la física. El profesorado emplea el original para la corrección. El problema viene ahora, ya que una de las "ideas" de los actuales dirigentes, en aras de la "velocidad y transparencia" es que los profesores corrijan directamente el examen sobre la copia virtual, añadiendo sus anotaciones sobre la misma. Ello presenta varios inconvenientes. El primero es la falta de equipos informáticos. Lo cual tiene a su vez una doble vertiente. Por un lado requeriría de los servidores de la UNED una expansión muy considerable si se pretende que todos los profesores entren en la red a corregir todos los exámenes... lo cual, actualmente es insostenible. POr otro lado, parece que no se tiene en cuenta la salud de los profesores, ninguna persona puede mantener sus ojos fijos en una pantalla con la máxima atención (estamos corrigiendo exámenes) durante más de dos horas. Eso dañaría nuestros ojos, y en realidad, ralentizaría el proceso de corrección, ya que aunque se ahorrara el tiempo de demora que va entre que un alumno deposita el examen hasta que el profesor de la central lo tiene en sus manos, alargaría el período real de corrección individual. Una de propuestas es dotarnos a todos los profesores de una nuevas tabletas electrónicas para que pudiéramos leer y corregir con ellas. Eso habría que verlo. Por un lado ello supone otro importante desembolso económico. POr otro lado está demostrado que las tabletas cansan tanto la vista como los monitores. Lo único que no cansa la vista, y lo sé por experiencia, es la tinta electrónica de los libros electrónicos que emplean esta tecnología. Lo cual, si se quiere respetar la salud del profesorado implicaría transformar todos los exámenes digitalizados a un tipo de archivo que fuera "perfectamente compatible" con estos libros de tinta electrónica. La otra solución, que por ahora es la que se prefiere, es volver a imprimir todos los exámenes, con la pérdida de tiempo y gasto extra que supone (sobre todo en humanidades, con exámenes de varios folios)

 Pero el uso de las nuevas tecnologías va más allá. Dejaremos para otro momento el amplio abanico de posibilidades que ofrece la Red, o el extensivo y muy provechosos uso del correo electrónico y los foros que se hace en los cursos, y comentaremos otras aplicaciones, como por ejemplo la videoconferencia. Hoy en día, la UNED también está intentando implantar un sistema de clases por videoconferencias para ciertas asignaturas y centros. Como ya se ha demostrado, presenta importantes problemas de equipamiento de los centros (y los alumnos), compatibilidad y, sobre todo, adecuación de las líneas adsl. Actualmente son muy frecuentes las caídas. En parte puede que sea un problema de software, pero otra buena parte de la culpa viene determinada por la calidad de la implantación del ADSL en nuestra nación. España cuenta con las líneas de internet más lentas y caras de toda Europa, lo cual ya es decir. En USA el precio que paga un ciudadano normal y la velocidad de conexión que disfruta deja completamente en ridículo el mercado español. Por lo tanto, es difícil que hasta que no mejore el equipamiento individual, de los centros y, sobre todo, las líneas de adsl o adsl2 es difícil que esta experiencia triunfe. Además tiene una serie de problemas metodológicos añadidos. Por ejemplo, el hecho de ser en directo. Algunos profesores - arguyendo la libertad de cátedra- se niegan a que se pueda grabar sus charlas. Y eso, aunque la emisión fuera en directo y oficialmente no se colgara en la red, sería inevitable. Cualquier alumno con unos mínimos conocimientos de informática puede encontrar en la red programas que graban cualquier emisión que se produzca en la red. Todos somos humanos y nos podemos equivocar. Por otro lado, hay un amplio abanico de profesores; y, con la libertad de cátedra en la mano, lo que diga uno puede ser que no sea lo mismo que lo que defienda otro y, por lo tanto, habría que dirimir quién y cómo se habla en la red. Además, podría ser peligroso para el mismo cuerpo de profesorado, seguro que a algún gerente se le ocurriría la idea de enlatar ciertas conferencias o temarios y prescindir, luego, del personal académico o docente, relegándole a tareas meramente correctoras (eso si es que no se inventan exámenes tipo test de corrección automática, que para las asignaturas de humanidades sería un auténtico desatino... ¡aquí estoy dando yo ideas al diablo!...). Una cosa sería dar alguna conferencia puntual por videoconferencia, grabar programas para la tv o la radio (como el equipo docente de la UNED ya hace) y otra, muy distinta, implantar un sistema completo educativo por videoconferencia. No es que me cierre a ello, en ciertas circunstancias y para cierto alumnado (aislado, o en centros de población muy pequeños con escaso acceso a otras bibliotecas o fuentes de información) podría tener su sentido.

En cualquier caso, los equipos gerentes parecen asumir que los profesores, sean quienes sean y no importando su edad, educación, preparación tecnológica o lo que diga su contrato acerca de sus tareas laborales, deben estar a la última en tecnología y saber hacer páginas web, dominar foros y chats, controlar la conversión de archivos y la instalación de nuevos programas, etc... y todo ello sin aumentar el salario y contando eso sí, con el soporte informático que pone la UNED (muchas veces, como se puede imaginar, sobrecargado de trabajo). 

En fin, que para no alargarme más, me veo que de aquí a poco a mi ordenador del despacho le implantan un completo sistema para hacer videoconferencias y atender a los alumnos cara a cara, y que mi mochila de mano se va a ver agraciada con algún lector de cualquier clase para que el trabajo no me falte allí donde vaya (siempre y cuando no me falle y yo me ocupe de mantenerlo)... maravillas de las nuevas tecnología. Y eso que se supone que somos de letras.

 

 

José Manuel Rodríguez García (2011)

 

La página sobre el medioevo de Ana y José Manuel