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La divulgación histórica (y II)
Las revistas de divulgación histórica La mayoría de las publicaciones analizadas aquí tienen un perfil divulgativo medio o medio-bajo. Los especiales de Muy Historia tienen un perfil tan bajo que dicha revista no será analizada en estás líneas (Muy Interesante ha realizado una importante labor divulgativa en el ámbito científico pero escasamente útil en le campo histórico). La decana de nuestras revistas de divulgación histórica es Historia y vida. La otra gran veterana es Historia 16. Mientras que la primera tuvo unos planteamientos iniciales cercanos a la escuela de Annales (vida diaria, mentalidades, etc); la segunda fue de clara inspiración marxista (de marxismo histórico, se entiende, con predilección por los temas socioeconómicos).
Así la revista la Aventura de la Historia se puede considerar que es
más de izquierdas, especialmente aparente en sus críticas de libros y en sus
artículos de Historia moderna y contemporánea. Por el contrario una revista que
no lleva mucho tiempo entre nosotros, Historia de Iberia vieja, se puede
considerar que tiene una editorial más conservadora o de derechas. Historia 16, después de unos años de capa caída parece haber recuperado algo de su antiguo empuje. En la década 1970 y principios de los ochenta fue la revista líder en España con unos números especiales de historia y arte que son aún muy apreciados. Tras la escisión perdió una buena parte de sus colaboradores habituales. Hoy en día ha vuelto a recuperar algo de su prestigio y es la revista con menos aparato visual, con un diseño muy sobrio donde abunda el texto sobre las imágenes. Es, hoy en día, de la que menos paga a sus colaboradores.
La Aventura de la Historia supuso en su momento una revolución en el apagado mundo de la divulgación histórica tras algunos años de decadencia de las revistas clásicas. Potenció una maquetación impactante, al estilo europeo, y recuperó a una buena parte de los colaboradores de Historia 16 (como el fallecido José Luis Martín). Parece mostrar una cierta predilección por las época moderna y contemporánea, sin olvidar la antigua. La medieval está mucho menos trabajada. Como todas las revistas actuales tiene una serie de secciones fijas Clio una de las más jóvenes pero que ya se ha hecho con un hueco y prestigio a tener en cuenta presenta una serie de secciones fijas, como el resto de las revistas aquí analizadas. La portada gira en torno al dossier central, a este le acompañan otros artículos menores muy variados y una serie de fijos como un noticiero que recoge los nuevos descubrimientos en pocas líneas, una agenda cultural (exposiciones, congresos, etc), efemérides, reseñas bibliográficas y un artículo final de fondo. Tanto la revista La Aventura de la Historia como Clio cuentan con unas potentes páginas web donde se pueden consultar una buena cantidad de artículos, aunque en este sentido la página de Clio es más generosa que la de la Aventura. Por lo que hemos visto Clio es una de las que dedica más cancha al mundo medieval de las generalistas. Al calor del creciente éxito de la divulgación histórica (revistas y novelas)
surgieron otras publicaciones como la sección de Historia Historia y vida ha mantenido una línea editorial bastante constante. Ha perdido gancho en favor de Aventura y Clio pero es muy a tener en cuenta que se mantenga entre las cuatro primeras tras su larga carrera. Otras revistas tienen un carácter más local, como Historia de Madrid.
Andalucía en la Historia (AH)
es un ejemplo de revista financiada por una comunidad autónoma con un perfil muy
determinado "progresista"
y centrado en temas de historia andaluza con tintes nacionalistas. Otras,
con un planteamiento o mercado autonómico sin embargo acogen temas de historia
universal y no solo locales, como las catalanas L´Avenc y Sapiens, o la
castellanomanchega Memoria, "la historia de cerca". Esta última, de
edición trimestral, es un fruto de la fundación Adalpa, un curioso ejemplo de
cómo el beneficio de las constructoras se puede reinvertir en difusión cultural
(por supuesto los gastos de la fundación son deducibles a nivel fiscal...).
Tiene una maquetación muy parecida a la de la National Geographic. Las dos
revistas catalanas, aunque con un reconocido prestigio, suelen centrarse en
temas de historia moderna y contemporánea, siendo especialmente "sensibles" a
temas nacionalistas y republicanos.
Por supuesto hay más revistas de divulgación, mucho más específicas, que contienen, de vez en cuando, artículos sobre la Edad Media. Por su especificidad no se suelen encontrar en los kioskos y hay que dirigirse a determinados centros para poder adquirirlas, caso la Revista de Historia Militar y la Revista de Historia Naval, pasa asuntos referentes a la milicia; Goya, que es la revista de la Fundación Lázaro Galdiano; y Reales Sitios, la revista de Patrimonio Nacional. También se han intentado algún esfuerzo por publicar y mantener revistas mucho más específicas, por lo general a algún tema estrella, como los templarios. hasta donde yo se todos los intentos han sido infructuosos, con una duración variable. Este tipo de revitas dedicadas a recreación y templarios tienen mucho más predicamento en otros lares como Inglaterra y Francia.
En este campo de las revistas de divulgación se habla mucho de intrusismo laboral. Si nos fijamos en los índices de las revistas se podrá comprobar que una buena parte de los firmantes de los artículos no son historiadores, especialistas en ese campo, sino periodistas... Ello, para algunos, ya constituye un elemento para minusvalorar la aportación general de estas publicaciones. Pero hay que tener en cuenta dos cosas. Primero, que sí hay especialistas que firman algunos artículos y, dos, ser especialista y saber divulgar no siempre corren parejos. Hasta cierto punto es entendible que para el nivel general de conocimiento de estas revistas un periodista interesado puede sacar provecho de su lectura de especialistas y dar su propia versión, quizás mejor narrada, de los hechos. Ahora bien, esto mismo debe poner en alerta al lector y debe ser consciente que, una vez dejado a un lado el nivel literario, no puede ser lo mismo la visión que de un especialistas de ciertos hechos que la que nos de un periodistas de los mismos. Sencillamente porque se supone que el especialista ha leído y pensado mucho más y tiene un entrenamiento diferente al del periodista, lo cual se hace mucho más evidente en cuanto nos retrotraemos a hechos que tengan más de cien años...claro que para otros puede que la visión de un periodista sea más fresca y quizás más alejada de posible prejuicios académicos. Hablando de todo ello creo que es un buen momento para animar a los especialistas a que den a conocer su trabajo al gran público. eso requiere un cambio de mentalidad, no se le puede explicar al ciudadano medio de la misma manera que a otro colega especialista o un estudiante de doctorado. Hay que bajar el nivel, y podemos asegurar que eso cuesta, e intentar hacerse entender. También hay que saber vender los temas. Casi cualquier tema se puede hacer atractivo según cómo lo contemos y cómo lo enfoquemos. Para otro día dejaremos el tema de las novelas históricas, otro campo de se mezcla el entretenimiento, la divulgación, escritores e historiadores.
JOSÉ MANUEL RODRÍGUEZ GARCÍA, Marzo 2007
JOSÉ MANUEL RODRÍGUEZ GARCÍA, 31-3-2007 |
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