En
este trabajo se intentará aclarar algunas de estas y otras afirmaciones
con datos más precisos, procedentes de la propia documentación que el
Egipto Faraónico nos proporciona.
Ciertamente
la mujer tuvo una función importante en el mundo del Antiguo Egipto, no sólo
como componente activo de un cuerpo sacerdotal, sino también marcando su
presencia imprescindible en la sociedad egipcia, ya fuera realizando las
humildes labores del hogar, como trabajadora en diferentes oficios o
desempeñando el papel de madre, esposa, etc.
Puede
pensarse equivocadamente en un cuerpo sacerdotal dirigido y estructurado sólo
por personal masculino. Este error, el mismo en el que cayó Heródoto,
omite la presencia de la mujer en el clero sin percatarse de que, en
ocasiones ocupó puestos de competencia y formó un grupo importante en la
estructura jerárquica y sacerdotal del Antiguo Egipto.
LAS
PHYLAÍ
El
término griego
Phylê
(en egipcio Sa) sirve para designar a un grupo de personas que
trabajan en una misma institución, de forma periódica y reunidas en una
estructura jerárquica común. Según este punto de vista podemos hablar
de las
Phylaí
desde el periodo Arcaico, pero no es hasta el Reino Antiguo cuando
constatamos la presencia de mujeres.
Nada
sabemos de los requisitos necesarios para entrar a formar parte de una de
estas
Phylaí,
ni
la edad mínima para incorporarse en ellas. Algunos autores creen tentador
la idea de que estas féminas, al igual que sus homónimos masculinos,
ingresarían después de haber pasado ciertos ritos relacionados con la
circuncisión en los hombres y la ablación del clítoris (circuncisión
sudanesa) en las mujeres no obstante, por el momento, no puede constatarse
esta práctica con precisión. De hecho, otros estudiosos opinan que la
ausencia de cuerpos femeninos circuncidados, sustenta la teoría de que
esta práctica no se empleó en Egipto, aunque puntualizan que los cuerpos
momificados que han sido hallados pertenecen a la capa social más
elevada, no pudiéndose confirmar que dicha practica no fuera utilizada
por otros grupos de la población.
Los
primeros indicios del caminar de la mujer en el clero apuntan hacia
labores enmarcadas dentro del culto funerario, siendo estas esposas de
altos oficiales. Más tarde su actividad se amplió en el seno del culto
de los dioses y diosas, como músicos y bailarinas. Estaban encuadradas
dentro de cuatro o cinco Phylaí
o grupos, estructuradas jerárquicamente de forma piramidal, de forma análoga
a sus homónimos masculinos.
Aunque
podría pensarse que las mujeres formaban un cuerpo sacerdotal
independiente del de los hombres, existen algunos indicios de lo
contrario. En ocasiones se ha encontrado que el número o designación de
una Phylê
era el mismo en el que un padre y su hija prestaban sus servicios. También
es cierto que hombres y mujeres sacerdotes oficiaban juntos en muchos
pasajes del ritual, por lo que una estructura común facilitaría su
organización.
De
cualquier modo, de lo que no cabe duda, es que en mayor o menor medida
todas las estructuras femeninas y aun las dirigidas por mujeres, estaban
supeditadas, de un modo u otro, a la supervisión masculina. Pese a estas
consideraciones y hasta que no hallar datos concluyentes al respecto, en
este trabajo seguiremos optando por una casta sacerdotal segregada por
sexos.
Sin
embargo, algunos de sus títulos no tenían paralelo con los del clero
masculino, y aun hoy no se ha podido desvelar el alcance de su
responsabilidad o el exacto nivel dentro de su estructura. Valgan como
ejemplos los títulos sacerdotales de: «La más bella de todas las
mujeres de esta Tierra y de su Frontera» ó
«Ella, la que se distingue por la excelencia de sus extremidades,
quien es como creada por Isis» .
Realmente desde el punto de vista del hombre del siglo XX, nos
encontramos más ante frases explícitas, ante bellísimos piropos, que
ante una denominación de abolengo. Para los antiguos egipcios además de
esta significación, cumplía una labor estrictamente religiosa.
El
puesto de sacerdotisa, igual que el de sacerdote, no era exclusivo para el
servicio a un solo dios; todo lo contrario, podía simultanearse en
diferentes cultos e incluso disfrutar de puestos, de diferentes niveles
jerárquicos, en distintos templos y localidades. Este es el caso de
Nesjonsu, hija de Smendes y esposa del «Gran Sacerdote de Amón»
Pinedyem II (Dinastía XXI) que ostentó los cargos de «Jefe de las
Concubinas de Amón», «Profeta Femenina de Amón», «Profeta Femenino
de Jnum, Señor del Distrito de la Catarata», «Profetisa de Jnum Señor
de Gehesti», «Profetisa de Nebet-Hotep de Seruedet» y «Profetisa de
Hathor Señora de Aagana».
Ya
en el Reino Antiguo y a partir de la Dinastía IV las sacerdotisas eran
escogidas entre miembros de la alta sociedad, por lo que su dignidad era
ciertamente codiciada. Ésta situaba a su posesora en un nivel superior en
relación a otras de su mismo status social. Si bien es cierto que
inicialmente sus funciones se centraban en el culto funerario, éstas
fueron ampliándose a otras ramas del clero como «Vigilantes del Tesoro»
o incluso «Sumos Sacerdotes». Tal es el caso de Meresanj III, una nieta
del rey Jufu (Keops), nombrada máxima responsable del culto a Thot y de
la hija de un noble provincial de Beni Hassan durante la Dinastía V
nombrada «Gran Sacerdotisa de Hathor». En otro nivel, a finales de esta
misma dinastía o comienzos de la sexta, una mujer llamada Intkaes fue «Sacerdotisa
de Hathor y Neith». Su estatua se encuentra expuesta en el Museo Fitzwilliam
de Cambridge (Gran Bretaña).
El
resto de los puestos sin cometidos de cierta responsabilidad o de jefatura
eran completados por mujeres de más baja alcurnia, que realizaban las
tareas
más simples, hasta completar todo el personal necesario de las Phylaí
Inicialmente
su servicio se realizaba de forma gratuita aunque posteriormente los altos
cargos fueron remunerados. Por ejemplo, 1«
Ha. de terreno cultivable y parte de las ofrendas que recibía el lugar de
culto donde desempeñaba su labor era una forma de pago. Recordemos que en
Antiguo Egipto la mujer y el hombre gozaban de la misma igualdad ante la
ley y por tanto podían ser propietarias de tierras, vender, comerciar,
heredar o legar. Incluso alguna llegó a gobernar el País de las Dos
Tierras.
Las
sacerdotisas no sólo competían en el terreno sacerdotal con los hombres
sino también, en cierto modo, compartían ciertas indumentarias
especializadas. Vistieron la tradicional piel de leopardo, símbolo de su
pertenencia al clero. Citemos dos ejemplos al respecto: la ya mencionada
Meresanj III en su mastaba de Guiza y la princesa Nefertiabet que vivió
bajo el reinado de Jufu (Keops, Dinastía IV), cuya efigie se conserva en
el museo del Louvre. Sin embargo su vestimenta habitual difería
poco o nada del resto de las mujeres egipcias; detalles pequeños como el
tisú rojo de algunas sacerdotisas de Hathor o vestimenta con tendencia
arcaica pueden hacernos notar su función clerical.
Paralelamente
al clero masculino, el acceso de la mujer a las escuelas sacerdotales se
realizaba por designación, cambiando paulatinamente a puesto hereditario
ya fuera por descendencia directa patriarcal o por línea materna.
La
relevancia de la mujer en el clero sufrió variaciones a lo largo de su
historia. Su ascenso a cargos importantes en el Reino Antiguo se vio
mermado en el Reino Medio y volvió a resurgir durante el Reino Nuevo. Es
a partir de este momento cuando generalmente la mujer accede al clero en
empleos de responsabilidad, por medio de su relación matrimonial con algún
sacerdote. Parece que en este caso sus labores no fueron remuneradas,
beneficiándose únicamente de un status social más elevado. No obstante,
existieron ciertos pagos que los documentos egipcios recogen
cuidadosamente.
A
continuación se ha creído conveniente adjuntar un pequeño cuadro que
servirá para aclarar la estructura básica del clero femenino.

Parece
acertado pensar que la mujer no oficiaba en el templo de manera permanente
durante un mes, como era el caso de los sacerdotes y que lo hacía sólo
cuando era necesaria su presencia en un determinado acto, desarrollando
sus funciones musicales o bien representando a determinadas deidades. No
obstante, algunos estudiosos opinan lo contrario. De nuevo se deberá
tener calma y esperar el hallazgo de nuevos documentos que esclarezcan la
cuestión. Sea de un modo u otro, su adscripción a una phylê
determinada
está documentada en Egipto con toda claridad.
El
término que tradicionalmente se ha venido empleando para designar a
algunas mujeres vinculadas al santuario es el de Concubina y éste
puede dar lugar a equívocas interpretaciones. Esta denominación también
se utilizaba para referirse ocasionalmente a aquellas mujeres que
desarrollaban sus funciones de sacerdotisas en el «Cuerpo Musical Sagrado
de Amón». A diferencia con otras culturas del mundo antiguo, el clero
femenino no mantenía relaciones sexuales de carácter religioso, ciñéndose
únicamente a un vínculo místico con su dios. Es decir, no había ningún
tipo de prostitución religiosa.
A
modo de resumen y siguiendo las teorías de Naguib Sephinaz-Amal
clasificaremos los títulos del clero femenino según el siguiente
esquema:
*
Títulos puramente honoríficos, que son designaciones de rango social.
*
Títulos estrictamente religiosos (dotados o no de una función efectiva).
*
Títulos correspondientes a una función real.
|
 |
*
Títulos femeninos con connotaciones religiosas.
MÉDICOS,
ESCRIBAS, VISIRES Y JUECES.
.jpg) |
Ya
que en
teoría
las enseñanzas de la medicina y de la escritura no eran discriminatorias
para hombres y mujeres, sabemos que algunas de ellas ocuparon puestos
importantes relacionados con estas disciplinas. Bien es cierto que su
directa conexión con el cargo sacerdotal no puede ser establecido con
certeza, debido a las escasas fuentes y datos de que disponemos. Uno de
estos ejemplos lo tenemos en lo que podría denominarse como una escuela
de obstetricia, ubicada en el templo de la diosa Neith en la ciudad de
Sais. Allí, según el texto siguiente, era donde presumiblemente aprendían
su profesión algunas comadronas: "Yo he venido desde la escuela
de medicina de Heliópolis y he estudiado en la escuela de mujeres de Sais
donde las madres divinas me han enseñado como curar las
enfermedades". Por todo ello y como hipótesis de trabajo, podríamos
hacer una conexión entre las mujeres que se relacionaron con la medicina
y su participación en un clero específico, como ocurre con el caso de
los médicos masculinos.
|
a mujer egipcia marcó una acusada diferencia en relación con sus
coetáneas extranjeras, ya que pudo tener acceso al estudio y la
práctica de la medicina, aunque este hecho no sea tan numeroso
como para hablar e un grupo de médicos femeninos similar al de
los hombres. En algunos casos como simple ayudante de sacerdotes
médicos y en otros como verdaderas especialistas, practicando
incluso cirugía menor en operaciones de circuncisión, cirugía
del pie y otras. Finalmente, se cree que también actuaron como
maestras de sus compañeras. Mostremos algunos ejemplos al
respecto de la mujer en las prácticas de sanación: Peseshet fue «Supervisora
o Directora de Médicos» en la Dinastía IV, dirigiendo presumiblemente a
un grupo de médicos femeninos; Taua ostentó el título de «Mujer-médico»,
ejerciendo su profesión entre las mujeres. |
  |
L
 |
Son
muy escasos los datos referentes a mujeres escribas o relacionadas con
cargos próximos a las labores de escribas, función por otra parte
realizada mayoritariamente por varones y, por cierto, profesión
envidiable y deseada. Su ejercicio las situaba en una posición
privilegiada, pues estaba muy considerado el conocimiento de la lectura y
de la escritura. Veamos tres ejemplos. |
En la tumba de Irterau, en Assasif
(TT390), mujer que vivió en tiempos de Psamético I, figura en una
inscripción ostentando el cargo de «Escriba Femenino», inusual alto
privilegio, además de ser «Jefe Asistente de la Divina Adoratriz
Nitocris». Nesi-Tanebet-Isheru (Dinastía XXI) hija de Pinedyem II y de
la dama Nesjonsu y madre de Nes-Jonsu-Pa-Jered, reunió en su persona los
títulos de «La que Trabaja en los Rollos de Papiro de Amón Ra», «Gran
Superiora del Harén Musical de Amón Ra Rey de los Dioses», «Superiora
de Shepsut», «Sacerdotisa de Amón Ra, Señor de Iurud»,
«Sacerdotisa Nejbet, la Blanca de Nejen», «Sacerdotisa de Onuris-Shu,
hijo de Ra», «Sacerdotisa de Pajet, la Gran Señora de Sty», «Sacerdotisa
del Señor de Abidos», «Sacerdotisa de Mut, Señora de Isheru»,
«Grande en la Casa de Mut», «Sacerdotisa de Osiris que está sobre el
Trono en Abidos», «Sacerdotisa de Osiris, Horus e Isis en Abidos», «Sacerdotisa
de Horus, Señor de Dyuef», «Sacerdotisa de Min-Horus, hijo de
Isis en Panópolis», «Grande del templo de Jonsu Neferhotep en
Tebas», «Gran Sacerdotisa de Amón-Ra Rey de los Dioses», «Madre
Divina de Jonsu Niño», «Sacerdotisa de Hathor, Señora de Cusae»;
parece que, gracias al primero de su innumerable lista de cargos, actuó
como copista a la vez que ofició al servicio de dioses importantes. En la
tumba de Seshseshet Idut (Dinastía VI) en Sakkara (cerca de la pirámide
Unas), existe una curiosa representación de la finada con útiles de
escritura. Desafortunadamente no podemos asegurar que éstos le
pertenecieran, ya que pudieron se añadidos en sus manos por el «Jefe de
Justicia» y «Visir» Ihy, usurpador de la mastaba en la misma dinastía,
con intención de adecuar las figuras a su propia personalidad. |
|
Como
vemos son pocas las evidencias encontradas de mujeres escribas, sin
embargo, cuesta creer que damas de alto rango e incluso reinas, como
Hatshepsut o Tiy, se encontraran imposibilitadas o con serias dificultades
para leer textos de su incumbencia, confidenciales o de rango diplomático,
y tuvieran que acudir a la ayuda de lectores y escribanos.
Otros
altos cargos no sacerdotales fueron ocupados ocasionalmente por mujeres.
Tales son los casos de Nebet, posible suegra de Pepy I (rey de la Dinastía
VI), Berenice II, cónyuge de Ptolomeo III o Cleopatra I, esposa de
Ptolomeo VI, que ejercie?on el puesto de Visir. Además tenemos
documentado el empleo de Juez en mano de dos mujeres, la ya mencionada
Nebet y 1681 años más tarde la Divina Adoratriz Ajnesneferibra, una hija
del faraón Psamético II, en la Dinastía XXVI. Si esto fue realmente
cierto, tanto Nebet como Ajnesneferibra, estarían relacionadas con el
culto a Maat, diosa de la justicia y del orden cósmico.
LOS
DIOSES EN LAS TITULATURAS.
Antes
de abordar los diferentes rangos sacerdotales ocupados por mujeres, es
preciso aclarar un concepto que se repetirá con frecuencia en sus
titulaturas, cuando aparezcan relacionados diferentes nombres de deidades.
El panteón egipcio está compuesto por un gran número de dioses y
diosas, todos ellos independientes que en muchas ocasiones pueden
considerarse aspectos distintos de una sola entidad, masculina o femenina;
dependiendo del carácter que se quiera enfatizar y de la historia mitológica
a la que se haga referencia se podrán denominar de uno u otro modo.
Pongamos por ejemplo Hathor, Mut, Sekhmet, Tefnut, Bastet, Isis y Neftis o
Meret, entre otras muchas. Haciendo una burda comparación, podríamos
pararnos a pensar cuál podría ser el pensamiento de los historiadores y
arqueólogos del año 7497 de nuestra era (tiempo aproximado transcurrido
desde el comienzo del Predinástico hasta 1997) cuando excaven los restos
de, por ejemplo, un país mayoritariamente católico como España ¿Cuál
será su opinión al contemplar la infinidad de advocaciones de la Virgen
con nombres distintos? ¿Qué creerán al encontrar una importante
cantidad de santos en nuestras iglesias? Es muy probable que piensen que
fuimos un país politeísta y no lleguen a adivinar el fondo de la cuestión.
Salvando esta circunstancia, el panteón de dioses egipcios puede quizá
reducirse, mediante estas asimilaciones, en más del 50%. |
 |
LA
ESPOSA DEL DIOS.
 |
La
estructura piramidal del clero femenino se configuraba de forma análoga
al clero masculino. Al «Alto Clero» de éstos se correspondía un grupo
dirigente compuesto por damas de alta alcurnia a cuyo frente se encontraba
la reina. El «Bajo Clero» masculino tenía su paralelo en un grupo de
sacerdotisas, de orden menor. Sobre todas ellas se situaba la «Esposa del
Dios» .
Tras ésta la «Supervisora de las Concubinas», también llamada «La más
grande del Harén de Músicos de Amón». Por fin, y para cada una de las
cuatro Phylaí
o
grupos existía el cargo de «Supervisora». El título de «Primera y
Segunda Sacerdotisa de Amón Ra, Rey de los Dioses» (
y respectivamente)
encontrado en determinadas ocasiones, induce a pensar que la estructura
del clero femenino se correspondía casi fidedignamente con el masculino,
es decir, cuatro máximas sacerdotisas (Alto Clero) y el conjunto de las
demás mujeres encuadradas en las cuatro Phylaí
(Bajo Clero) |
El
título, de «Esposa del Dios», que en egipcio se denominaba Hemet
Neter, fue inicialmente honorífico y no reportaba responsabilidad
sacerdotal alguna. Aparece ya desde la Dinastía XI en la persona de la
princesa Neferu, en Imertnebes, hija de Duy y algunas reinas lo llevaron
esporádicamente desde la Dinastía XII. En el Reino Nuevo este cargo
cambia su denominación pasando a ser «Esposa del Dios Amón» o «Gran
Profeta Femenino del Dios Amón-Ra» adquiriendo
poder político. Entre sus atribuciones, además de estar al frente de
todo el clero femenino, se encontraban las de representar en la tierra a
la diosa Mut, consorte de Amón en Tebas, aunque a la vez guardaba cierta
relación con la diosa Tefnut de Heliópolis, mediante un juego
sincretizador.
|

|
 |
Las
primeras mujeres que llevaron el rango de «Esposas del Dios Amón»
fueron la reina Aahotep, madre de Ahmose Nefertari, y Satkamose, hija de
la misma reina, ambas a título póstumo. La primera que ejerció el cargo
en vida fue Ahmose Nefertari en el año 18 ó 19 de su esposo Ahmose
(Dinastía XVIII); curiosamente renunció al titulo de «Segundo Profeta
de Amón», puesto tradicionalmente masculino, hecho que se relata en una
estela encontrada entre los bloques de relleno del tercer pílono del
templo de Karnak en la actual ciudad de Luxor.
|
En
este templo, el cargo más importante del clero femenino fue el de «Esposa
Divina» y como tal la mujer era propietaria de una casa que dirigía un
«Director de la Casa de la Esposa del Dios», encargado de controlar las
labores administrativas de la institución a su servicio. Además de un
mayordomo asistente, poseía almacenes, talleres de fabricación, rentas
supervisadas por el «Jefe del Doble Granero de la Casa de la Esposa
Divina», rebaños, labriegos, una remuneración consistente en donación
de terrenos, etc. Todos estos bienes, así como el personal a su
servicio eran heredados por su sucesora en el cargo y se localizaban en la
orilla Occidental de Luxor, cerca del actual pueblo de Sheikh Abd el-Gurna. |

|
El
puesto de «Esposa del Dios» con el paso del tiempo fue adquiriendo
mayores atribuciones e incluso su nombre sufrió variaciones, hasta llegar
al de «Divina Adoratriz de Amón-Ra». Ambos títulos existieron a veces
simultáneamente y fueron llevados por una misma persona.
|
Durante
el período comprendido entre el reinado de Thutmose I a Thutmose III, el
grado de «Esposa del Dios» normalmente (salvo excepciones) pasó de
madres a hijas de reyes cuyo futuro fuera convertirse en reinas.
Desapareció temporalmente con Amenhotep III para reaparecer con Thutmose
IV, que se lo dio a Tia, su madre. El resto de las reinas de la Dinastía
XVIII no llevaron el título que renació inexplicablemente con el reinado
de Ramsés I (Dinastía XIX), en manos de su esposa Satra. Obviamente el
cargo en esta época no exigía el celibato de la mujer, al recaer
en «Esposas Reales».
|
Después de este nuevo resurgimiento decayó lentamente, empleándose
intermitentemente por las mujeres e hijas de los reyes y no teniendo otro
sentido que el de un mero título nobiliario o de la realeza, sin
responsabilidades sacerdotales. De esta forma reinas tan nombradas como
Nefertari, esposa de Ramsés II o Tausert, esposa de Sethy II lo
incluyeron en su titulatura, incluso fue utilizado por la alta nobleza sin
tener línea directa descendiente con los faraones. Nuevamente reaparece
durante la Dinastía XXI, añadiendo a su cargo el de Ueret Hesit en
Jenu en Imen es decir, «Gran Cantora de los Espacios
Interiores de Amón» controlando y dirigiendo a las «Cantoras de los
Espacios Interiores» y portado por la hija natural o adoptiva del «Primer
Sacerdote de Amón» y en algunos casos adoptado por la «Divina Adoratriz»
(Maatkara, hija de Pinedyem I). Como puede observarse, la dignidad de «Esposa
del Dios» no fue mantenida de una manera homogénea y uniforme a lo largo
de la historia sino, todo lo contrario, sufrió altibajos.
|
 |
 |
Un
caso a tener en cuenta es la sucesión de la «Esposa del Dios» en
tiempos de la reina Hatshepsut, cuestión aun no resuelta definitivamente.
En el año segundo de su reinado abandonó algunos de sus títulos en
favor de su hija Nefrura, que murió prematuramente. Hatshepsut iba a ser
nombada Faraón y por ello debía delegar estos cargos religiosos en una
segunda persona. ¿Quién mejor que su propia hija?. Así la pequeña
princesa Nefrura añadió a sus títulos los de «Esposa del Dios» ,
«Mano del Dios» y
«Divina Adoratriz» . |
A
la muerte de la pequeña quedaron vacantes los puestos, pero éstos debían
de ser ocupados por personas de solvencia, ya que los ritos religiosos tenían
que desarrollarse con normalidad y era imprescindible que la mujer o
mujeres representantes de estos tres cargos oficiaran en ellos. Por todo
ello parece que a la muerte de Nefrura el puesto de «Divina Adoratriz»
lo ocupó Senseneb, hija del «Gran Sacerdote de Amón» Hapuseneb y
posiblemente durante unos años por Huy. madre de Meritra Hatshepsut. |
|
t
.
 |
Las
funciones iniciales de las sacerdotisas, participando activamente en las
liturgias, fueron incrementándose, teniendo su máximo exponente en la
figura de la «Esposa del Dios». Llegaron a oficiar en los «Jubileos»,
coronaciones, ritos de purificación y ofrendas (en Tebas) y en gran
variedad de actos públicos. Dependiendo directamente de ésta, y a la
cabeza del clero femenino, encontramos a la «Directora Jefe de todo el
Personal Femenino de los Templos del Alto Egipto y Nubia», un título que
según algunos autores podría ser una variación del de «Virrey de Kush».
Posiblemente tenía su homónima en el Bajo Egipto |
Los
bloques graníticos de la "Capilla Roja" de la reina Hatshepsut
son un valioso documento que nos muestran diferentes funciones y el carácter
marcademente religioso de este cargo, cuya portadora, en este caso, quizá
fuera Nefrura, su hija, o bien una sacerdotisa de alto rango. También de
esta misma reina, las paredes de su templo en Deir el-Bahari nos acercan
al concepto de Teogamia. En este caso la «Esposa del Dios», función
que ostentaba la madre del futuro rey, era visitada por la propia
divinidad, encarnada en la tierra por su esposo, para engendrar al que sería
el próximo faraón; el relato prosigue con el embarazo y finalmente con
el parto. Sin embargo, Ahmose, madre de Hatshepsut y esposa de Thutmose I,
no llevó el título de «Esposa del Dios», ya que en principio, su hija
no estaba destinada a convertirse en faraón. |
 |
|

La reina Ahmose, embarazada de Hatshepsut, conducida a la sala del parto,
llevando el tocado de buitre
|
|
|
|
LA
DIVINA ADORATRIZ.
Como
se ha expuesto, Duat Neter ,
el nombre egipcio de la «Divina Adoratriz», apareció en el reinado de
Hatshepsut, consolidándose el título y heredándose de madres a hijas
hasta la Dinastía XX. A este respecto, Ratie, basándose en una cita tardía
de Heródoto, nombra a Nefrura, hija de Hatshepsut, como la segunda «Divina
Adoratriz» de la historia, tomando la dignidad en el segundo año de
reinado de su madre. Aunque esta afirmación pueda parecer aventurada
teniendo en cuenta sólo la citada fuente, Bryan y Saphinaz-Amal son de la
misma opinión, basándose en otras fuentes de época faraónica. Ratie,
también censó como «Divina Adoratriz» a un personaje ajeno a la línea
de la realeza, Maatka, que fue esposa de Senna, «Jefe de los trabajadores
de Oro del Dios Amón», que vivió bajo el reinado de Amenhotep II
(Dinastía XVIII), y se enterró en la tumba tebana 169. |
La
divina Adoratriz Amenardisdis |
A
partir de Ramsés III su esposa, la reina Isis III adoptó el título y
con Ramsés VI (Dinastía XX) se produjo un cambio a destacar en la sucesión
del cargo. Su hija fue nombrada «Divina Adoratriz» pero se incorporó la
obligación de permanecer célibe, sin duda para evitar la creación de
una posible dinastía colateral que pusiera en peligro la normal y pacífica
sucesión del heredero.
A
partir de la Dinastía XXI, un cambio en el mapa político provoca una
nueva dimensión en las atribuciones de la «Divina Adoratriz». En
efecto, Egipto se disgrega en dos poderes: en el norte los reyes de Tanis,
apoyados por el clero menfita y en el Sur, los «Grandes Sacerdotesde Amón»,
controlando el área de Tebas. El nexo de unión entre ambos poderes recayó
en la figura de la «Divina Adoratriz», que, como se ha citado, además
se hizo con el título de «Esposa del Dios». El acuerdo suscrito entre
los monarcas del norte y del sur (los «Sumos Sacerdotes») fue que las
hijas vírgenes de los monarcas norteños, condicionadas a permanecer célibes,
tomaran este título, siendo su lugar de residencia el sur del país,
Tebas. Para asegurar la sucesión la «Divina Adoratriz» reinante
adoptaba una niña entre las princesas del rey sucesor. Por ello, a partir
de Shepenupet I (Dinastía XXIII) el nombre de estas mujeres se acompañó
del título de «Madre de ...» es decir, de la mujer que la
sucedería por adopción.
Fue
Pinedyem I el primer faraón que situó en Tebas a una de sus hijas,
Maatkara. Pero fue a partir de la Dinastía XXIII, con el gobierno de
Osorkón III cuando realmente la figura de «Divina Adoratriz» cobró
relevancia y poder, igualando e incluso sobrepasando las atribuciones del
«Primer Servidor del Dios» e intentando doblegar o igualar al monarca.
Llegaron a controlar, al menos teóricamente, los «Dominios de Amón».
Gracias a una inscripción hallada en el Wadi Gasús junto al Mar Rojo
podemos afirmar que su poder, aunque local, se extendía hasta este lugar.
El
siguiente cuadro muestra una lista de «Divinas Adoratrices» y sus
progenitores, siempre que éstos fueran conocidos.
 |
La
suerte y el poder del clero masculino y femenino en la Dinastía XXVI,
bajo el mandato de Psamético I y reyes posteriores, corrieron paralelos.
Ambos decayeron hasta tal punto que el puesto de «Sumo Sacerdote»
(tradicionalmente masculino) pasó a manos de la máxima sacerdotisa. Así
ocurrió con Ajnesneferibra y Nitocris II. Incluso se dio el caso de
corregencia, por ejemplo Amenirdis II y Nitocris I, se repartieron el
poder ya que la primera reinó en Napata y la segunda en Tebas. Las dos últimas
mujeres que disfrutaron de este rango fueron Anjnesneferibra y su sucesora
Nitocris II, hija del rey Ahmose II, ya sin poder político y simplemente
con carácter religioso. Con la dominación persa desapareció el rastro
de ésta y con ella su título. Los últimos datos que tenemos de ella están
inscritos en una estatuilla de bronce que representa a Amón sentado en su
trono. Esta pieza está alojada en el Instituto Oriental de Chicago
(10584) y dice lo siguiente:
"Amón
Ra, Señor de los Tronos del Doble País, que ama Tebas. Protección del [
primer] Profeta de Amón, Nitocris, hija del Señor del Doble País,
Amasis hijo de Neith, viviente; su madre, la Divina Adoratriz,
Ajnesneferibra".
|

Nitocris I
|
 |
Sin
embargo, mientras existió el cargo de «Divina Adoratriz», su poder y
ambición fue palpable. Sus ceremonias de entronización eran similares a
las de los faraones reinantes. Por ejemplo, la «Divina Adoratriz»
Nitocris arrodillada ante Amón, recibía del dios la corona azul
o Keperesh,
mientras éste posaba la mano en ella. Situaron su nombre dentro de cartuchos,
vistieron el Ureo real y adoptaron la prerrogativa de «Horus
Hembra», una encarnación pensable únicamente para el «Faraón». Ya en
época Ptolemaica, las soberanas imitaran esta costumbre (Berenice II,
Cleopatra I, III,y VII). |
Usurpando
el poder a reyes débiles las «Divinas Adoratrices» no sólo realizaban
ritos mágico-religiosos que incluían la demostración de fuerza, puntería
y dominación de fuerzas apotropaicas, sino también ceremonias de fundación,
adoración, inauguración de capìllas, consagración de ofrendas y oficio
en el culto. Llegaron a celebrar realmente ceremonias Heb-Sed o «Fiestas
de Renovación del poder real ». |
 |
Paralelamente
a su poder fáctico, sus bienes y riqueza marchaban en paralelo. He aquí
la fortuna de Nitocris I y los bienes u ofrendas que le debían entregar,
mensual o diariamente, según lo que nos transcribe Robins: "De siete
Nomos del Alto Egipto ella recibió (como dote): 1800 Aruras
de tierra junto con todo lo que procede de éstas en el campo y en la
ciudad, junto con sus tierras de secano y sus canales.
También recibió, en las mismas condiciones, 1400 Aruras de cuatro nomos del Bajo
Egipto. Cada día tenía que recibir del «Cuarto Sacerdote de Amón» un
total de 600 Deben de pan, 11 Hin de leche (un Hin es
poca más de medio litro), 2 1/6 pasteles, 2 2/3 manojos de hierbas. Cada
mes tenía que recibir 3 bueyes, 5 terneras, 20 Heben de cerveza y
el producto de 100 Aruras de tierra. Varios templos le daban 1500 Deben
de pan". Los numerosos bienes que le fueron entregados en el momento
de su ascensión procedían tanto de su madre adoptiva, Shepenupet, como
de la familia del poderosísimo «Cuarto Profeta» Montuemhat, del clero
de Amón, de su padre Psamético I y de numerosos santuarios del Delta y
del Egipto Medio. |
 |
EL
HARÉN DEL DIOS.
Lejos
de responder a la concepción moderna de harén, hemos de entender el «Harén
del dios» como un conjunto de sacerdotisas cuya función era la de
celebrar y participar en el culto de un dios, desarrollando actividades
relacionadas con el mundo de la música básicamente, u otras funciones
específicas.
El
primer dato que se conserva de su aparición es el de una supervisora del
culto al dios Iunmutef de Heliópolis, en la Dinastía IV. Inicialmente
esta función se denominó «Supervisor de Cantantes» y ya en la Dinastía
XVIII cambió a «La Grande del Harén de Cantantes del dios Amón» (Ueret
Heneret Neter).
Damas importantes llevaron este título, por ejemplo
Ahmose Nefertari, Tuya esposa de Sethy I y Bananit ,hija de Ramsés II. A
partir de la Dinastía XIX también lo ostentaron hijas o esposas de
sacerdotes del «Alto Clero», personajes de la alta jerarquía e incluso
esposas de «Sacerdotes Uab», pertenecientes al bajo clero.
Más
tarde, el cargo pasó a manos de las mujeres del «Primer Sacerdote de Amón».
Esta
dignidad no era excluyente y daba opción a la dirección de varios
harenes. Tal es el caso de Tuya, madre de la esposa de Amenhotep III, que
fue la «Superiora del Harén de Amón y de Min». Por el contrario,
varias mujeres podían dirigir una misma institución, aunque
distribuyendo sus responsabilidades y portando títulos diferentes: «Esposa
del Dios», «Divina Adoratriz» y «La Grande del Harén de Cantantes del
Dios Amón» .
Igual
que el faraón delegaba sus funciones en el «Sumo Sacerdote», que el «Primer
Profeta» masculino» comisionaba los suyos a otro miembro del Alto Clero
o que la propia reina facultaba a una «Gran Sacerdotisa» para realizar
ciertos actos religiosos en los que no pudiera estar presente, la «Supervisora
del Harén» tenía la potestad de hacerse suplir en algunas ceremonias
por una «Superiora» de alta jerarquía, generalmente elegía a princesas
y esposas de sacerdotes de alto rango. Entre sus funciones encontramos las
de presentación de ofrendas, tanto materiales, sólidas, líquidas, como
fumigaciones de incienso, todas ellas cargadas de grandes
responsabilidades y habilidades especiales.
Como
sus homónimos masculinos, las componentes del harén debían de
somerterse a purificaciones rituales, antes de las ceremonias, realizando
varias inmersiones en las aguas del Nun, simuladas por el estanque del
templo, donde estaba contenida toda la potencialidad de la creación. Es
decir, gracias a esta agua de vida, renacían en cada purificación. Además
debían depilarse y fumigarse con incienso. Básicamente sus funciones
eran las del entretenimiento del dios mediante cánticos, música y
bailes; también se dedicaban a la preparación de la vestimenta litúrgica
y de los objetos de tocador que el dios precisaba para su aseo diario.
Pese a que a la cabeza del harén se encontraba una mujer influyente, ésta
no alcanzó nunca el poder de su homónimo masculino y jamás pudo optar,
en igualdad de condiciones, a desempeñar labores administrativas o
intelectuales dentro del santuario. Esta afirmación es solamente válida
para aquellas anteriores a las «Divinas Adoratrices» de Época Baja.
Generalmente
el «Harén del dios» estaba formado por mujeres de la alta sociedad,
aunque cabe la posibilidad de que cierto número de ellas fuera reclutado
entre los estratos sociales más bajos. A partir de la Dinastía XXI una
parte importante se formó con las hijas de los «Grandes Sacerdotes»,
seguramente debido a motivos políticos. Se les exigía el celibato y se
las instruía en los misterios del dios, por lo que estaban preparadas
para participar en los rituales de representación de las deidades, ya
fuera a cara descubierta o con una máscara representando las facciones
del dios; tocaban instrumentos musicales y estaban al cuidado de las
pertenencias sagradas. Se las denominó «Reclusas» o «Concubinas» y
bajo las órdenes de una «Directora» vivían y pertenecían a la «Casa
de la Esposa del dios». Esta institución desapareció en la Dinastía
XXII.
Un
elemento importante en los ritos que debía desarrollar el «Harén del
Dios» era la música, ya que ésta servía para adorar, animar y
regenerar al dios o al difunto. Desafortunadamente el Antiguo Egipto no
nos ha legado elementos con los que reconstruir su música, aunque sí
sabemos el tipo de instrumentos que utilizaban, relacionados en documentos
o inscripciones. Podemos aventurar que en las ceremonias, los textos eran
salmodiados y las melodías monótonas y repetitivas favorecieran el
estado de trance que en ocasiones era necesario para el culto. Todo ello
se acompañaba de danzas cuyas ejecutoras, ya desde el Reino Antiguo,
correspondían a sacerdotisas bailarinas, cantantes y músicos. |
 |
Cabe
destacar el Sistro y el Menat entre los instrumentos utilizados únicamente
con fines rituales.
 |

El
sistro consistía en un mango que soportaba en su parte superior una forma
ovalada o de capilla con cuernos, hecho con los más diversos materiales.
Atravesando esta forma mediante unos taladros, se hacían pasar unas
varillas. Al agitarlo estas varillas producían un sonido característico.

Sistrum from 26th Dynasty (Late Period)
Greco-Roman Bronze Sistrum
|
El
Menat tenía la forma de un collar de cuentas con varias vueltas que se
completaba con un añadido a modo de contrapeso, el cual servía para
cogerlo y al moverlo hacer sonar las cuentas. Más comunes eran los címbalos
(pequeños platillos), el crótalo (a modo de castañuelas), la pandereta,
la lira, la flauta y el arpa.

Counterpoises featuring HetHert (left)
and Sekhmet (right), used with menit necklaces
|
 |

Mirror of Sat-Hathor-Iunet, and Ivory and
Hippopotamus-tooth clappers with Het-Hert images
 |
Aunque
en un principio el personal femenino que componía esta institución era
laico, su especialización y número indujo a introducir una estructura y
una jerarquización. El personal directivo que podía ser masculino,
respondía a distintos títulos como los de: «Supervisor de las Cantoras
del Norte y del Sur», «Inspector de Cantantes», «Supervisor de
Cantantes Femeninas o
de Bailarinas Femeninas »
e «Inspector de Bailarinas». Su remuneración corría paralela al clero
masculino, disfrutando de una parte de las ofrendas del templo. También
formaban parte del «Harén del Dios» grupos de danzarinas que, junto con
bailarines, se denominaban Neheret.
|
La
diosa por excelencia de estos trabajos era Hathor, «Señora de la Danza y
de la Música» y patrona de la orilla occidental de Tebas; indicábamos
al principio la posibilidad de asimilación de varios dioses y poníamos
el ejemplo de Meret y Hathor. La personificación de la «Sacerdotisa
Cantora» fue Meret y aunque carecía de centro de culto, gozaba del
fervor popular y en especial de las mujeres del harén; la representante
terrena de la diosa Hathor fue, por tanto, la «Superiora del Cuerpo
Musical Sagrado». |
 |
 |
Ya
desde la Dinastía XVIII se registra la aparición de las «Cantoras de
Coro» Shemayt .
Ciertos estudiosos son de la opinión de que, aunque las sacerdotisas, en
general, no tenían obligación de servir sexualmente en el templo,
algunas de ellas (posiblemente las de la capa social más baja) prestaban
sus favores a cambio de remuneración pero siempre de forma completamente
voluntaria. |
La extracción social de este cuerpo especializado fue
variopinta, ya que el puesto fue desempeñado por hijas de
Visires, de trabajadores jefes de grupo de la ciudad obrera de Deir el-Medina o por
simples madres y esposas. Incluso varias hijas de una misma familia podían
prestar sus servicios aunque su progenitor no perteneciera al culto de su
dios y esposas de sacerdotes de Amón llegaron a ser cantoras al servicio
de otra deidad. Sus familiares directos también podían oficiar en el
culto de iguales o distintos dioses. Así comprobamos como se encuentran
adscritos tanto a la adoración de una sola divinidad, como a la veneración
de un grupo familiar, ya que en el caso de Amón, se ha constatado el título
de «Cantora de la Divina Triada» |
 |
 |
Existían
diferentes clases de cantantes y músicos; así las Shemayt,
ocupaban el puesto de coro y no necesitaban una educación musical muy
intensa, las Jeneret eran escogidas por su buen timbre de voz y las
Hesyt eran
las encargadas de tocar los instrumentos. Todas ellas estaban dirigidas
por otra cantora que, además de llevar "la voz cantante",
coordinaba a todo el grupo. Generalmente pertenecían al culto de la diosa
Mut, esposa de Amón. Lógicamente, antes de su actuación en las
ceremonias, necesitaban ensayos dirigidos y supervisados por el «Instructor
de Cantantes», cargo que, durante el Reino Antiguo, llevaron algunas
mujeres. Para aquellas componentes novatas también había
"profesores" que enseñaban a tocar los instrumentos musicales.
Así los textos nos muestran que a partir de la Dinastía XVIII existía
una escuela de «Cantoras» relativas al culto de Amón. |
L
os cargos de Shemayt y Hesyt fueron adoptados en ocasiones por
mujeres de alta alcurnia, como es el caso de Mutnodyemet, esposa del faraón
Horemheb o de las hijas adoptivas de las «Divinas Adoratrices» en la
Dinastía XXII. |
 |
|
This wooden model represents a girl
playing a harp. Note how she holds it against her body. In real
life she probably would have rested it on a stand whiles she
played it.
|
Las
mujeres del harén podían también relacionarse con el culto funerario,
ya que algunas veces, aparecen en escenas acompañando al banquete fúnebre,
sin duda para atraer con su música y baile al finado y facultar a
éste a
participar de las ofrendas y comida rituales. Algunos autores son de la
opinión que también eran contratadas para fiestas particulares, pero
esta aseveración parece haber sido tomada de los relieves y pinturas de
las tumbas, en las que las fiestas tienen una función ritual relacionada
con el banquete funerario que se celebraba en los funerales. Ciertamente
es difícil imaginar a la esposa del rey Horemheb, amenizando un banquete
privado, aunque quizás, aquéllas de clase baja, utilizaran sus
conocimientos musicales para ganar algo más de sustento. |

- DAVIES, NORMAN DE GARIS. The Tomb of the
Vizier Ramose. Egypt Exploration Society.
London. 1941.
- PINO FERNANDEZ, CRISTINA. Arte y
Eternidad. La decoración de las tumbas privadas
en el Reino Nuevo. Cuadernos de Egiptología
Mizar Nº 8. Librería Mizar. Barcelona.
2003.
- SECO ALVAREZ, MYRIAM. “Representaciones de
niñas acompañando a plañideras en las tumbas
privadas del Tebas en la dinastía XVIII”.
Aegyptiaca Complutensia III. Luis A. García
Moreno y Antonio Pérez Largacha Editores. Alcalá
de Henares. 1997.
- WERBROUCK, MARCELLE. Les Pleureuses dans
l'Égypte Ancienne. Bruxelles. 1938.
|
|
 |
El
grupo de cantores estaba formado tanto por personal masculino como
femenino de distinta posición social. En el caso de las mujeres cantoras,
no todas ellas eran sacerdotisas del tipo de las «Cantoras de Amón de
los Espacios Interiores» (dirigidas obviamente por «La Gran Cantora del
Interior del Templo») cuya vida quedaba recluída en el santuario, sino
que también existían cantoras laicas. Sin embargo, con el paso del
tiempo, la complicación del ritual exigió una mayor preparación y
especialización a la par que cobró importancia su cargo, y a «las
Cantoras de Amón de los Espacios Interiores» a partir de la Dinastía
XXII se les exigió incluso el celibato. Su importancia alcanzó su máximo
exponente en el período Ptolemaico, debido a la complejidad del culto. |
A
partir del Reino Nuevo «Los Músicos de Amón» integraron en sus filas a
las bailarinas (bailarina
era ibat
en el Reino Antiguo
,
keskeset en el Medio e iheb en el R.
Nuevo ) y a las
acróbatas (jebyt), siendo dirigidas por la «Grande de la Compañía
de los Músicos Ejecutadores» o por la «Supervisora del Cuerpo Musical
Sagrado de Amón», o sea, la esposa de un gran sacerdote. Ya se ha
comentado que estaban estructuradas en Phylaí,
e igualmente que las cantoras, con el paso del tiempo y a partir de la
Dinastía XXII comienzó su integración total en el templo.
Detail of a flute player and listener from the tomb of
Niankhkhnum and Khnumhotep, 5th Dynasty. |
|
Resaltemos
un caso particular entre las músicos:
las tocadoras de Sistro y Menat.
|
Parece
que éste era el grupo más numeroso de sacerdotisas, no sin razón, ya
que estaban bajo el patrocinio directo de la diosa Hathor. Incluso los
mangos de los sistros representaban la efigie de la diosa con cabeza
humana y orejas de vaca. |
Además de ser el grupo más grande era también el de mayor
relevancia ya que dichos instrumentos eran característicos
exclusivamente de ceremonias religiosas. |
 |
 |
Estas
tocadoras de sistro están documentadas de antiguo. Concretamente desde la
Dinastía IV aparecen con cierta asiduidad, aunque es posible que su
existencia se remonte a tiempos anteriores. Su título varió ligeramente
con el paso de los siglos, así se denominaron Sejemyt entre
las Dinastías XVIII a XX. La primera mujer que portó este título fue
Mutemuia, madre de Amenhotep III, desapareciendo con TiTi, esposa de Ramsés
III. Ahmose Nefertari llevó otra nueva titulatura, Seshesheti, que
duró hasta Nefertari. No siempre estos títulos estuvieron en posesión
de reinas, pues el primero de ellos fue llevado también por féminas no
afectas a la realeza. Ahmose Nefertari además ostentó los títulos de «Señora
de la Casa de los Sistros» ,
«Pura de Manos llevando el Sistro» y
«Bella de Cara en la Casa de los Sistros» ,
lo cual nos afirma en el hecho de que existiera una escuela especializada. |
Entre
las mismas «Sacerdotisas Músicos» o «Concubinas», se extraía un
grupo que se denominó «Sacerdotisas Puras» o Uabet ,
igualmente estructuradas en Phylaí,
cuya función, según los autores que se consulten, era desempeñada en
ocasiones especiales, cuando debían realizar rituales cercanos al dios Amón
u otras divinidades, o durante un período de un mes.
De
cualquier modo, el grupo estaba formado por músicos y sacerdotisas
comunes, que por su designación de «Puras», estaban cualificadas para
llevar a cabo ritos y actos cercanos a la divinidad. Es decir, podían
estar en contacto con objetos destinados al dios, trabajar en determinados
aspectos del ritual y, especialmente, en sacrificios de animales,
participando de forma activa en la interpretación de éstos.
|

Sacerdote Yunmutef y dama agitando el sistro. Papiro de
Ani |
L
En
este bajorrelieve en piedra caliza de la tumba de Ramose, vemos
al hermano del fallecido en compañía de su esposa
|
as «Sacerdotisas Puras» ya aparecen en el Reino Antiguo,
concretamente en la Dinastía IV, de manos de Neferet, desapareciendo
posteriormente y volviendo a resurgir en el Reino Medio. El cargo va
decayendo hasta la Dinastía XXI en la que encontramos a una sacerdotisa
denominada Uab, solamente, sin que aparezcan otros apelativos. Es
posible que a partir de este momento se considerara "pura" a
cualquier sacerdotisa.
Inicialmente
tenían los mismos deberes que sus homónimos masculinos, los sacerdotes
«Uab», y así estaban dirigidas por un «Supervisor o Inspector
de las Uabet».
|
SACERDOTISAS
FUNERARIAS.
Llamadas
Hemet Ka, existieron desde el Reino Antiguo, y al igual que el
resto de las sacerdotisas mencionadas, estaban integradas en una
estructura de tipo piramidal, a cuya cabeza figuraba la «Supervisora o
Supervisor del Culto Funerario», cargo de gran importancia y alta
responsabilidad. Sin embargo la relevancia del puesto remitió muy pronto
y, excepto en casos puntuales, ninguna mujer volvió a desempeñar ese
alto empleo a partir de este período. En Época Baja, se produjo un
renacimiento para la mujer que oficiaba en esta rama del clero y éstas se
sucedían de forma profesional.
|
 |
 |
Su
misión estaba íntimamente ligada a los servicios fúnebres; recordemos
ya desde antiguo a Meritites, hija del rey Jufu (Keops) y esposa de
Ajtihotep, «Sacerdotisa de Jufu, de Hathor y de Neith», responsable de
servir en el culto póstumo del rey, entre otras funciones.
Dos
figuras básicas e imprescindibles en los ritos funerarios y en el «Ritual
de la Apertura de la Boca» eran «Las Enterradoras» (Dyeret
),
a las que particularizando, las llamaron «La Grande y la Pequeña
Enterradora» (Dyeret-Ueret y Dyeret Sheret).
|
Estas dos figuras
femeninas aparecen representadas en multitud de tumbas y papiros, de pie o
arrodilladas al lado del féretro, llorando, lamentándose y llevando las
manos a la cabeza en actitud luctuosa, mientras se practicaba la ceremonia
de «La Apertura de la Boca». Aparecen ya en los «Textos de las Pirámides»,
y encarnaban a las diosas Isis y Neftis, y al igual que éstas, en
ocasiones, eran representadas como milanos. Dentro del juego mitológico,
efectuaban los ritos que estas dos diosas habían practicado sobre Osiris,
acompañándole en su viaje ritual a Abidos, embalsamándole y actuando
como "Plañideras Divinas". De esta forma, el difunto era
asimilado al dios de la muerte y el renacimiento. No sólo las
sacerdotisas se encargaban de esta función en los funerales, sino que
también podía ser la esposa del finado y otra figura femenina que no se
ha podido determinar |
 |
 |
Necesarios
para la supervivencia del difunto en el Más Allá, los ritos funerarios
debían cumplirse todos los años. Para ello estas sacerdotisas eran
remuneradas por fundaciones creadas a tal efecto, mediante pagos en
especie, que eran en parte utilizados en las ofrendas al fallecido. De
este modo, es muy frecuente encontrar en los textos, sacerdotisas que
llevan a cabo el culto de un rey fallecido en dinastías anteriores. Su
función era socorrida por los «Sacerdotes Lectores», de vital
importancia en el desarrollo del culto, ya que los textos funerarios debían
de ser leídos con escrupulosa exactitud, para asegurar la vida post
mortem. |
Las
de la Morada de la Acacia
era la denominación de las plañideras, cuya presencia también era
necesaria en los funerales. Presentes desde el Reino Antiguo su función
consistía en llorar, gritar de dolor y entonar cantos fúnebres. Así,
estaban adscritas al grupo de cantoras de Mut, aunque como tales pertenecían
al Clero de Hathor. Además su denominación las conectaba directamente
con la diosa Sejmet (aspecto feroz de la diosa Hathor) posibilitando que
las fuerzas malignas del Más Allá quedaran derrotadas en favor del
renacimiento del difunto.
Debido
a la importancia de los rituales, las "lloronas" debían
realizar ritos de purificación previos, cuatro veces durante siete días,
depilarse, fumigarse con incienso y lavarse la boca con natrón,
además de sumergirse en las aguas del Nun representado en los templos por
sus estanques. Todas estas medidas, aunque religiosas, tenían una función
profiláctica.
|
 |
A
partir de la XVIII dinastía aparecen en tumbas, más
adelante también en papiros y templos, detalladas
representaciones del ritual de la “Apertura de la Boca”. |
|
 |
Parece
que también la «Esposa del dios» o más frecuentemente las «Cantoras
de Amón» y familiares de personajes importantes de la ciudad obrera de Deir el-Medina podían, durante la Dinastía XIX, denominarse «Sacerdotisas
Muu y Tyeset», cuya función, aun no del todo esclarecida, era la
de acoger al difunto a su llegada a la Orilla Oeste bailando enigmáticas
danzas y ofreciendo cerveza. No sabemos por qué razón tenían una
influencia especial en la necrópolis tebana y eran imprescindibles en los
funerales. |
Por
último es preciso nombrar a las «Sacerdotisas Semet», cuya
contrapartida masculina era el «Sacerdote Sem». Al igual que los
sacerdotes Sem, cumplían una importantísima función participando
en los funerales. Podían ejecutar su función las hijas del difunto,
aunque también era posible (pero no imprescindible) que fuera realizada
por mujeres de alta alcurnia. En opinión de Saphinaz-Amal, durante la
Dinastía XXI, el título sólo se encuentra en un caso, la sacerdotisa
del templo funerario de Ramsés III en Medinet Habu, Dyed-Mut-Ives-Anj.
Ellas
no llegaron a alcanzar el poder de los hombres que portaban el mismo título,
pertenecían a la escuela sacerdotal del dios menfita Ptah y, como ya se
ha citado, aparecen participando en los cultos fúnebres.
|

Le masque funéraire de Kanefernefer (XIXe dynastie), l'un des
plus beaux de cette époque jamais découverts à Saqqara est
actuellement exposé au Saint Louis Art Museum aux Etats-Unis (SLAM)
|
CONCLUSIONES
Evidentemente
Heródoto de Halicarnaso no recogió correctamente algunas tradiciones y
usos de los habitantes del Antiguo Egipto, como demuestra la cita
de su libro Historias II, que abre este artículo. La causa no
puede ser otra que una recopilación muy tardía de ciertas costumbres que
venían ocurriendo en Egipto desde el lejano Reino Antiguo. Además es de
suponer que sus fuentes de información no siempre fueron sacerdotes de
alto rango sino que también consulto miembros menores del clero cuya
memoria histórica no podía por menos que ser muy escasa. Sin embargo hay
que considerar la importancia de su obra, que en muchos casos nos aporta
datos muy fehacientes y ser conscientes que éste no debería ser el único
a enjuiciar en los textos que recogen diversos aspectos del Egipto Faraónico
desde la antigüedad.
______________________________
BIBLIOGRAFÍA
COMPLEMENTARIA
-
Bryan,
B.: "The Etymology of Hnr «Group of Musical Performers». BES
4.
-
Caminos,
R.: "The Nitocris Adoption Stela". JEA
50.1964.
-
Castel,
E.: Diccionario de Mitología Egipcia. Madrid 1995.
-
*
"Los Sacerdotes del Antiguo Egipto". Madrid
1998.
-
Desroches-Noblecourt,Chr.:
La Femme au Temps des Pharaons. París 1986.
-
Cole,
D.: "The Role of Women in the Medical Practice of Ancient Egypt".
DE 9, 1987.
-
Fisher,
H.: Varia. Egyptian
Studies I. (Administrative titles of women in the Old and Middle
Kingdoms). New York 1976.
-
Galvin,
M.: "The Hereditary status of the titles of the cult of Hathor"
JEA 70,
-
Ghalioungui,
P.: "Les plus anciennes femmes médecins de I'histoire". BIFAO
75.
-
Gitton,
A.: "Le Clergé féminin au Nouvel Empire". Actas del
Congreso Internacional de Egiptología. Octubre 1976. El Cairo,
Berlín 1979.
-
*
"Le Rôle des femmes dans le clergé d'Amon à la 18e
dynastie". BSFE 75.
-
*
L'épouse du dieu Ahmès Néfertari. Segunda edición. París
1981.
-
*
Les divines épouses de la 18e dynastie. Paris
1984.
-
Gunn,
B.: "The Decree of Amonrasonther for Neskhons (con apéndice de
I.E.S. Edwards) JEA 41.
-
Känel,
F. von: "La "Directrice du Château de Serket". RdE
39. 1988.
-
Leahy,
A.: "More light on a Saite Official of the God's wife of Amun".
JEA 74.1988.
-
Lesko,
B.S.: "Researching the Role of Women in Ancient Egypt". KMT
4. Vol. 5.1994-1995.
-
Macy
Roth, A.: Egyptian Phyles in the Old Kingdom. The evolution of a
system of social organitation. Chicago 1991, p. 75.
-
Naguib,
S-A.: Le Clergé Féminin d´Amon Thébain. Louvain
1990.
-
Perdu,
O.: "Sobekhotep, prêtre dans la région du Fayoum vers la XXVe
dynastie". GM
106. 1988.
-
Pinch,
G.: Magic in Ancient Egypt. Avon 1994.
-
Quirke
S.G.J.: Owners of Funerary Papyri in the British Museum. London
1993
-
Robins,
G.: "The God's Wife of Amun in the 18th Dynasty in Egypt".
En Cameron, A y Kuhrt, A (eds.) lmages of women in Antiquity. London
and Canberra 1983.
-
*
Las Mujeres en el Antiguo Egipto. Edición:
Madrid 1996.
-
Tyldesley,
H.: Daughters of Isis. Women of Ancient Egypt. London 1994.
-
Troy,
L.: Patters of Queenship in Ancient Egyptian Myth and History. Uppsala
1986.
-
Ward,
W.: "Non Royal women and their occupations in the Middle Related
Subjects". En Lesko, B (ed) Womens Earliest Records from
Ancient Egypt and Western Asia. Atlanta 1989.
-
Waterson,
B.: Women in ancient Egypt. New York 1991.
-
Yoyotte,
J.: Harem virginal de la Divine Adoratrice..., Rendiconti
dell`Académie des lnscriptions et Belles-Lettres. 1961-1962.
-
*
"Les Vierges consacrées d'Amon Thébain". CRAIBL. Paris.
______________
ABREVIATURAS
-
BES
Bulletin of the Egyptological Seminar. New York.
-
BIFAO
Bulletin de l´Institut Français d´Archéologie Orientale. Cairo.
-
BM
British Museum.
-
BSFE
Bulletin de la Société Française d´Égyptologie. Paris.
-
CG
Número de registro en el Catálogo General del Museo de El
Cairo.
-
CRAIBL
Comptes Rendus des séances de l´Académie des Inscríptions et
Belles- Lettres. Paris.
-
DB
Deir el-Bahari.
-
DE
Discussions in Egyptology. Oxford.
-
E
Número de inventario del Museo del Louvre de París.
-
EA
Número de registro del Museo Británico (Egyptian Antiquities).
-
GM
Göttinger Miszellen. Göttingen.
-
GL
Número de registro del Ehemals Glyptothek, Wittelsbacher
Ausgleichsfond del Museo de Munich.
-
J
Número de inventario en el Journal del Museo de Luxor.
-
JE
Número en el Journal d´Entrée del Museo de El Cairo.
-
JEA
Journal Egyptian Archaeology. London.
-
KMT
A
Modern Journal of Ancient Egypt. San
Francisco.
-
RdE
Revue de l´Égyptologie. París. Antes del volúmen 7, El Cairo).
-
TT
Tumba Tebana (Theban Tomb).
|