recogidas por el profesor Dr.D.Jose María Blázquez Martínez,
FUENTES LITERARIAS SOBRE TARTESSOS.
1.ANTIGUO TESTAMENTO.
Varios investigadores han creído reconocer Tartesos
en las citas bíblicas, que mencionan Tarsis.
Estas fuentes por orden cronológico son las siguientes.
Varios libros del Antiguo Testamento, escritos en épocas
diversas, hablan de las "naves de Tarsis” que traían a
Fenicia diversos productos,
principalmente minerales.
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1.EL
LIBRO DE LOS REYES
Así
en 1 Reyes 10,21, libro escrito
probablemente
hacia
el año 600 a. de C-, se lee:
“No había nada de plata, no se hacía
caso de ésta en tiempos de Salomón,
porque el rey tenía en el mar naves de
Tarsis,
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y cada tres años, llegaban las naves
de Tarsis trayendo oro,
plata, marfil, monos y pavos reales.”
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El
autor se refiere a viajes realizados a
comienzos del primer milenio a. C.
Difícilmente estos textos pueden
referirse al Sur de la Península Ibérica,
que es donde se sitúa Tartessos |
por
los autores griegos y latinos, por la
mención de “marfil, monos y pavos
reales”. Se ha supuesto que los
productos que se traían, según
esta fuente bíblica, podían venir de
Tartessos, puesto que, a decir de varios
investigadores, el marfil se recogería
en el Norte de África, con el que la
Península mantenía relaciones, ya que
los semitas comerciaban a ambas orillas
del Mediterráneo (Estrabón, 1, 3. 2;
Plinio, HN 19.63; Diodoro 5. 20), y los monos se
atraparían en Gibraltar, donde existen
en la actualidad.
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Más
dificultad hay en llevar de España
pavos rea les, animales que no se crían
en estas tierras. Cary y Warmington, hace
ya muchos años, señalaron que la
palabra que en el texto hebreo se utilizó
para “pavo real” es con seguridad de
origen indio, lo que parece señalar que
estas aves proceden de la Península del
Indostán.
Últimamente, un buen especialista en
marfiles semitas como Barnett, siguiendo
a otros varios autores, vuelve a
insistir, para localizar el lugar al que
se dirigían las “naves de Tarsis”,
en que una serie de palabras del citado
texto 1 Reyes 10. 31, se derivan de
voces india |
Así,
la palabra hebrea usada para marfil, sen
habbim, es probablemente una transcripción
de la palabra sánscrita ibha-danta,
diente de elefante. La
palabra hebrea qóf, mono, es la sánscrita
kapi.
Los análisis de marfiles fenicios da
como resultado que en la casi totalidad
de los casos se trata de marfiles de
elefantes indios y, en casos esporádicos,
de marfil procedente de Senegal;ya en
1938 Dollman señaló que algunos
marfiles de Nimrud eran de elefante
indio. La misma procedencia tienen
varios marfiles encontrados en Bahreim,
en el Golfo Pérsico, fechados en los
siglos VI y V
a. C. |
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En
el obelisco de Salmanasar III, datado en
el año 31 de su reinado,829 a. C., se
representa a un sirio conduciendo, como
tributo, un elefante indio y unos monos,
lo que indica un comercio activo de los
fenicios con la India. Este último argu-
mento es de gran fuerza para rechazar
que la Tarsis de la que se trae marfil a
Salomón sea la Tartesos.
Barnett, del Brithis Museum de Londres,
y Hus admiten que los fenicios se
aprovisionaban de marfil enla India; el
primer autor menciona las
expediciones que los reyes de Tiro y
Judea organizaban a la India con este
fin. |
Últimamente,
Barnett ha publicado varias veces una
pintura egipcia de la tumba de Rekhmara,
importante personaje del tiempo de Thutmés
II (siglo XV a. de C.), en la que
aparece un sirio conduciendo un joven
elefante indio y llevando al hombro los
dientes de un animal adulto. |
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Dientes
de elefantes completos se han recogido
en el palacio de Alalakh en Atchana
al norte de Siria,
en un estrato datado hacia el 1500a. C.
En las fuentes egipcias, abundala
documentación sobre cacerías de
elefantes organizadas por los egipcios
en Siria, animales que extinguieron aquí
los monarcas asirios en el siglo VIII a.
C. Sin embargo, en el versículo del Génesis
10. 4: “Hijos de Yawan, Elisah y
Tarsis, Quitin (Chipriotas) y Rodanim
(Rodios)”,
JUlio Africano
coloca Tarsis próximo a
Rodas y Chipre. El excelente análisis
de Mazzarino tal vez obligue a admitir
con cierta posibilidad que en él,
Tarsis es Tartessos, aunque se pudiera
también aceptar perfectamente que alude
el escritos sagrado a la antigua colonia
fenicia mencionada en otros pasajes bíblicos,
que cita el Génesis, al igual que sus
hermanas Cartago y Chipre.
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CONFIRMACIÓN
DE QUE TARSIS
ESTÁ EN LA INDIA:
La
confirmación de que la Tarsis
bíblica podría localizarse en la India
es un párrafo de la carta XXXVII 1-2
escrita por Jerónimo a Marcela, en
la que afirma:
“Acaso
pregunte si
de Tharsis es el crisotilo o el jacinto,
como lo quieren diversos intérpretes, a
cuya semejanza se describe el rostro de
Dios, porque Jonás quiere irse a
Tharsis y que Salomón y Josafat tenían
naves que solían hacer el
comercio de exportación e importación
desde Tharsis. La respuesta es sencilla.
Tharsis es vocablo homónimo con el que
se llama región de la India, y también
el mar, por ser éste azul y herido por
los rayos del sol reproduciendo el color
de las piedras sobredichas. Recibió
pues el nombre por el color; si bien
Josefo,cambiada la letra ‘tau’,
piensa que los griegos llamaron Tarso a
Tharsis”,
teoría
esta última seguida por
algunos autores modernos y antiguos,
como Retício, obispo de Autum, citado
por Jerónimo al comienzo de su
carta.
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Así
pues, los textos del Antiguo
Testamento, que aluden a sucesos
más antiguos, antes mencionados,
se explican más fácilmente si se
admite que la Tarsis bíblica se sitúa
en la India, como quiere Barnett,
quien piensa es la ciudad india de
Suppara, en las proximidades de
Bombay, y Emerson Tement en
Ceilán. |
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La
Suda, crónica bizantina del
siglo X, afirma tajantemente que
la Tarsis de
donde vino el oro a Salomón se
encontraba en el Indico:
"Tarsis,
país de la India, de donde llegó a
Salomón el oro.”
El conocimiento, cada día más
perfecto, del sur del Mar Rojo y de las
zonas limítrofes obligan a dar mayor
importancia que la concedida hasta ahora
a las visitas que a estas aguas
efectuaron los fenicios desde muy
antiguo, como se deduce de poema de Ras
Shamra del siglo XIV a. C.
Años más
adelante (693 a. C.),
naves fenicias a las órdenes de
Senaquerib saquearon las costas del
Golfo Pérsico, que debían de ser bien
conocidas por ellos desde fechas muy antiguas.
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LA
DURACIÓN DEL VIAJE
l
Libro de los Reyes señala probablemente
la duración, tres años, de un viaje a
Tarsis,
Esta duración no se puede
aplicar a un viaje a Tartessos, ya que se
invertiría el mismo tiempo empleado por
los fenicios en circunnavegar África
(Heródoto 442) en la época de Necao(590ª.C).
La duración del viaje, tres años,
es asi la misma, dos años y
medio, empleado por el cario Escilax
(510 a. C.), en tiempos de Darío, en su
viaje desde el Hindus hasta la ciudad de
Arsinoe, cerca del actual Suez | (Jerónimo
4.44).
La fuente utilizada en la
Ora Marítima, poema de
Avieno, autor
que vivió a finales del siglo IV y que
recoge muchos datos sobre la España
Antigua, en los versos 562-565, y que es
seguramente semita y no griega,
siguiendo en esto a Villard, da la
duración de un viaje marítimo en siete
días, bordeando la costa mediterránea
desde las Columnas de Hércules hasta la
ciudad de Pirene, en la costa pirenaica, y
distante unos 6.000 estadios, según
Erastóstenes, Posidonio y Estrabón
(2.4.4. y 5.27; 3.1.3.) y 8.000
estadios según Polibio (3.39-5; Estrabón
2. 4. 4).
Si en costear todo el litoral
mediterráneo hispánico al final de la
primera mitad del primer milenio a. de
C. se tardaba siete días,no se podría invertir en ir y volver
tres años desde Siria al S de la Península,
aunque fuera un par de siglos antes.
El
texto sagrado no es suficientemente
claro y podía también
entenderse que cada tres años venían
“naves de Tharsis”, sin aludir a la
duración del viaje. Parece, no
obstante, más aceptable, pensar que el
viaje duraba tres años, según veremos
luego, por las fechas del año en que se
podía viajar.
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