El dia 1 de Mayo de 1999, la Universidad y la Pedagogía
españolas perdían a uno de sus grandes maestros, el Catedrático jubilado
de Pedagogía de la Facultad de Educación de la UNED, miembro de número
de la Real Academia de Doctores y Titular de la Cátedra UNESCO de
Educación a Distancia de la UNED, D. Ricardo Marín Ibañez.
Para quienes hemos gozado de su entrañable amistad y nos hemos
beneficiado de sus enseñanzas y de la irradiación intelectual de su
pensamiento; y para quien, además, como es mi caso, ha tenido el gran
honor y la alta responsabilidad de sucederle en la Cátedra que desempeñó
en la UNED, desde 1981 a 1987, fecha de su jubilación reglamentaria,
hemos de resignarnos a sentir de todo corazón su muerte, a lamentar
profundamente la falta de su presencia activa, estimuladora siempre,
entre nosotros, y a rendir un homenaje de respeto, admiración y gratitud
hacia la sabiduría del gran amigo y maestro desaparecido. Sabiduría, en
el sentido intelectual del término, por la profundidad de su saber; pero
sabiduría, sobre todo, en el sentido sapiencial de la expresión, por su
trayectoria vital, su carácter, su modo de ser y obrar bondadoso,
comprensivo, conciliador, cordial, humano. Porque Ricardo Marín además
de un hombre sabio, fue, y antes que cualquier otra adjetivación de su
persona, un hombre bueno.
Actividad docente del Profesor Marín Ibáñez.
Acabo de referirme a su presencia activa y estimuladora siempre entre
nosotros, por el ejemplo que el Profesor Ricardo Marín nos ha legado
como estudioso y pedagogo, como docente e investigador, como
conferenciante, conversador y escritor, como prototipo , en suma, de
buen profesor universitario.
Está , en primer término , el estudioso y pedagogo; el avezado
escudriñador de la Filosofía y de la Pedagogía, doble línea de
pensamiento cuya vinculación atrajo, desde muy joven, la excepcional
capacidad de trabajo, laboriosidad y talento del Profesor Ricardo Marín,
como una de las constantes de su quehacer universitario. El formidable
conocimiento que poseía de la Filosofía y de la Pedagogía (amén de otras
ciencias y artes), de la teoría y de la práctica educativa, ha hecho del
Profesor Ricardo Marín un incomparable docente y un maestro de la aulas
de la Pedagogía universitaria.
Pedagogo formado en una línea humanista y personalista, junto a
pedagogos y filósofos españoles de vanguardia, como García Hoz,
Zaragüeta, Roselló, Tusquests, Corts Grau, Millán Puelles, González
Alvarez, Angeles Galino, etc., comienza su quehacer académico como
Profesor numerario de "Filosofía y Psicología" de la Escuela Normal de
Valencia, en 1953, abriendo así una fecunda carrera docente que,
consolidada, primero, con la obtención de la plaza de Profesor Agregado
de" Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos", de
la Universidad Complutense ( en 1967), y , poco después, en 1968, con la
obtención de la Cátedra de "Pedagogía General", de la Universidad de
Valencia, ha llegado , de forma prácticamente ininterrumpida, hasta su
jubilación como Catedrático emérito de la UNED, en 1997.
A lo largo de más de 45 años, Ricardo Marín, bien como Catedrático
universitario; bien como primer Presidente de la Sociedad Española de
Educación Comparada ( 1977) y miembro del Comité Ejecutivo de la
Sociedad Europea de Educación comparada; ya como representante de España
en múltiples Conferencias Internacionales de Educación; ó como Profesor
Visitante de las Universidades, Nacional de La Plata y de El Salvador
(Argentina), o de las Universidades, Wayne State University, de Detroit
( USA) o de Joinville y Castelo Branco ( Brasil), ha explicado
brillantes lecciones de Pedagogía, y ha enseñado a enseñar. El ha sabido
despertar primero, y alentar y guiar, después, en tantos alumnos suyos,
el interés por el estudio y la investigación en la Ciencia de la
educación. No en vano sus discípulos forman, hoy, uno de los grupos más
amplios en España de Catedráticos, Profesores titulares e Investigadores
de las distintas áreas de las jóvenes Facultades españolas de educación.
De la admiración, respeto y agradecimiento que la Comunidad
universitaria de pedagogos españoles ha tenido hacia la excelsa labor
docente del Profesor Ricardo Marín, dan cuenta los distintos homenajes,
orales y escritos, que en las Universidades de Valencia y en la UNED, de
Madrid, alumnos y profesores, con sus máximas autoridades académicas, le
tributaron con motivo de su jubilación reglamentaria.
Trayectoria investigadora.
Pero si extensa ha sido la actividad docente del Profesor Ricardo
Marín, aún ha sido más amplia su trayectoria investigadora, fiel al
mandato que recordara con énfasis Francisco Giner de los Rios, "la
investigación es la primera obligación intelectual de la Universidad
contemporánea".
Expresión de esa trayectoria investigadora es la amplísima producción
bibliográfica que nos ha legado el Profesor Marín (más de 25
libros, escritos por él o en colaboración), de artículos, notas de
carácter científico, prólogos de obras, conferencias, ponencias en
Congresos, Seminarios o Symposiums, colaboraciones en Diarios,
Semanarios, Revistas especializadas de Pedagogía ( más de 2OO
colaboraciones); dirección de Tesis doctorales ( ya jubilado, y en el
momento de su muerte, dirigía, aún, 25 Tesis doctorales en distintas
Universidades españolas). Libros y escritos cuyas páginas reflejan, en
toda su plenitud, sus grandes conocimientos y dotes pedagógicas, pero
cuyos valores van más allá de los puramente didácticos, pues la novedad
de su estructura y de su sistema, y el vitalismo de su método
expositivo, les otorgan un rango académico de primer orden.
Ardua tarea es la diseñar, en breves trazos, una obra tan extensa,
variada y profunda como la que nos ha dejado el Profesor Marín Ibáñez.
Consciente del riesgo que ello supone, creo que lo más significativo de
su extensa producción científica, podría agruparse en torno a seis
grandes núcleos de temas, afines, por otra parte, con otras tantas
facetas características de su preocupación académica-universitaria.
En primer término, situaría los estudios de enfoque más general sobre
el fenómeno educativo, como los referidos al análisis de los principios
fundamentales de la educación contemporánea, con aportaciones tan
logradas como la que da título a su obra más conocida y difundida entre
los estudiosos de la Pedagogía, "Principios de educación
contemporánea" (1990), varias veces reeditada. En ella realiza ,
con originalidad y criterio propio, un análisis, como él mismo dice en
el prólogo de la obra, " de las cimas más significativas en la
complicada orografía de la educación contemporánea, desde las cuales su
puede contemplar..., la selvática variedad de tendencias que se
registran en torno nuestro..... Con estas páginas pretendemos
iluminar y unificar el complejo panorama pedagógico presente y, a la
vez, suscitar las actitudes que contribuyan a renovar la faz de la
educación".
En esta línea fundamentadora de la educación, cabe inscribir,
también, entre otras obras suyas: "Libertad y compromiso en Sartre"
( 1954);" Los sistemas filosóficos" (1958); "La investigación
filosófica de la educación: su sentido y su método" (1969);
"Teoría de la educación. El problema de la educación"(1983); "
Introducción a los estudios pedagógicos" (1986); "Teoría de la
educación. Temas actuales" (1987); "Sistematización y innovación
educativas"
(199O); y "El pensamiento de Ismael Quiles" ( 1997).
En segundo lugar, estarían los estudios referidos a uno de sus temas
predilectos, clave de toda actuación educativa: el sentido de los
valores y de la jerarquía axiológica en la educación, con espléndidas
monografías, tales como: "La jerarquía axiológica y su proyección
educativa: parte histórica" ( 1968); "Valores, objetivos y
actitudes en educación (1976); "Los valores educativos en la
Filosofía de la educación" (1989); " El contenido axiológico de
la educación. La crisis de loa valores y los valores emergentes" (1992);
" Los valores un desafío permanente" (1993) " Los valores clave
del siglo XXI" ( 1998) ( Discurso de ingreso pronunciado en la toma
de posesión como Académico de número de la Real Academia de Doctores)
La razón de esa preocupación de Ricardo Marín por la educación en
valores es muy sencilla y nos la ofrece el mismo en la última de las
monografías citadas: " No es posible trazar un programa político ,
pedagógico ó un tratamiento psicológico, si desconocemos las
estimaciones de aquellos sobre los que vamos a actuar. Pero la educación
es siempre el paso de lo que "es" a lo que "debe ser", tiene un carácter
optimizante. No puede ignorarse el punto de partida, pero tampoco el de
arribada. Si no vale más aquello que queremos alumbrar en nuestros
alumnos, carece de sentido hacer el menor esfuerzo ni sacrificio".
Como una manifestación más de esa proyección pedagógica del
mundo de los valores en la educación actual, es preciso destacar la
preocupación de Ricardo Marín por cohonestar aquella educación con el
fenómeno multicultural de las sociedades actuales y los requerimientos
de la educación para la comprensión internacional y para la paz. "
Porque todos somos , de algún modo, por acción u omisión, dice en el
prólogo de la obra " Educación intercultural para la paz"(1997),
cómplices de los conflictos, enfrentamientos e injustas marginaciones.
Todos podemos y debemos participar en la construcción de la paz desde la
educación multicultural. La diversidad no tiene por qué ser un
obstáculo a la pacífica convivencia, ni menos fuente de conflictos,
aunque desgraciadamente más allá de generosas proclamas y declaraciones
el horizonte sigue entenebrecido por irracionales enfrentamientos
étnicos y culturales...Una sociedad plural, multiétnica, multicultural y
progresivamente intercomunicada, está abocada a reconocer que cada
cultura es una posibilidad que enriquece la humanidad y convierte en
bienes un horizonte de valores nunca agotado".
Entre sus escritos, centrados en esa perspectiva de cohonestar la
pedagogía de los valores con la pluralidad y diversidad de culturas o de
comunidades culturales en las sociedades de nuestro tiempo, cabe
destacar: "Fundaments et conditions pour une education
multiculturelle"(1983); "Educación y sociedad plural desde el
angulo axiológico" (1984); " La mundialización de la cultura"
(1985); "Diálogo intercultural" (1987); " Educación
multicultural e intercultural. Modelos de educación multicultural"
(1992) ; " La forja de Europa desde la familia y el sistema
educativo a través de la educación multicultural" ( 1993); "La
educación intercultural en la perspectiva de la Europa Unida" (1994);
" Educación intercultural para la paz" (1997).
Tal vez, por ello, Ricardo Marín haya sido el máximo cultivador y
tratadista que, en España, haya abordado, con certera penetración y
agudeza, el tema de la educación de los valores en la doble
vertiente: axiológica, o de fundamentación y ordenación jerárquica de
los valores en su proyección educativa, y la pedagógica, o de
aplicación ética y educadora de los mismos en las sociedades
multiculturales de nuestro tiempo.
En tercer lugar, habría que situar, junto a su preocupación por el
tema de los valores, sus aportaciones al tema de la creatividad o de la
"innovación valiosa", como a él gustaba definir ese ámbito,
puente necesario, en la investigación aplicada a la educación, entre el
mundo de los valores y la educación de la persona humana.
La creatividad ha sido, junto con la Pedagogía de los valores, otra
de las constantes principales en la vida y en el pensamiento de Ricardo
Marín: "Mi vida entera, ha escrito, ha sido una incitación y
una invitación a superarme, y éste es el lema de la creatividad".
En efecto, para él, el principio de la creatividad confiere sentido a
la vida humana ( en su vertiente subjetiva o personal) y construye las
realidades culturales en las que aquella se asienta y posibilita ( en su
vertiente objetiva y cultural).
En un incesante afán por relacionar valores y creatividad, va a
definir los "productos creativos" , como la conjunción de
lo nuevo con lo valioso; la novedad con la valiosidad; la formación de
personas creativas con la multiplicidad subjetiva de respuestas libres;
pues innovación real y valiosidad son connotaciones exigibles a todo
pensamiento creativo frente a lo que él denomina "simple pensamiento
divergente".
Por eso, para la plena realización de la persona es imprescindible,
decía Marín, el ejercicio de las capacidades creadoras de cada
uno, un tanto preteridas en la educación contemporánea. "En un mundo
en cambio acelerado, dice al comienzo de su obra " La formación
para la creatividad", para enfrentarse al futuro ya no basta extrapolar
las tendencias del presente, sino que hay que construirlo, inventarlo.
La creatividad ya no es un lujo de unos privilegiados en momentos de
feliz inspiración, sino una exigencia cotidiana. O nos comprometemos en
la construcción del porvenir o éste nos arrastra sin remedio".
De ahi que, para Marín, la formación para la creatividad sea uno de
los objetivos de toda educación de nuestro tiempo, incluida la
educación universitaria. " La Universidad, dice nuestro
pedagogo, debe dar respuestas nuevas a las necesidades del medio,
vincularse a su desarrollo, en una práctica constante ejercitada sobre
las más comprometidas dimensiones sociales. La Universidad tiene una
responsabilidad grave de optimizar el comportamiento profesional de
quienes ha formado, de utilizar sus recursos, de integrar y estimular la
creación científica, tecnológica , artística y el desarrollo
socio-económico y cultural. Pero para eso tiene que convertirse en motor
y promotor de ese desarrollo y creación".
Ricardo Marín, que era un innovador, un creador, en el más genuino
sentido de la palabra, era consciente del papel determinante,
transcendental, de la dimensión creadora, liberadora, que toda auténtica
educación comporta en el desarrollo de la personalidad humana.
Sin pretender, ahora, hacer una referencia detallada de la
labor creativista de Ricardo Marín, referida tanto al análisis del
proceso creador, como a la búsqueda de formas concretas e instrumentos
didácticos para estimular y encauzar, educativamente, la creatividad,
bástenos citar algunas de las obras más representativas de este
"pedagogo de la creatividad", como es conocido entre nosotros, por
esa característica creativa de su personalidad y modo de ser como
pedagogogo y persona creativos: " La creatividad en la educación "
(1973); "Técnicas del pensamiento creativo" (1975); "Los
Tests de creatividad"
( 1976); "La creatividad" (198O); "Pedagogía
universitaria de la creatividad" ( 1985); La formación de la
creatividad"(1989);
" La creatividad: diagnóstico, evaluación e investigación"
(1985);
"Creatividad y reformas educativas" (1996), etc; habiendo
fundado y dirigido en la Universidad Politécnica de Valencia, la Revista
" Innovación creadora" (1975)( la primera Revista en Europa, y la
segunda en el mundo, dedicada , exclusivamente, al estudio de la
creatividad referida a la educación), , así como el Instituto
de la Creatividad, en la Universidad de Valencia, y el primer
Congreso Internacional de Creatividad, celebrado, en aquella Ciudad, en
1975.
Otro grupo de estudios, el cuarto, podría recoger los trabajos de
carácter técnico-pedagógico, transidos siempre de un hondo sentido
humanístico, imbuido como estaba Ricardo Marín de la idea de que el
pedagogo ha de tener, en su quehacer técnico, vastos conocimientos
antropológicos, cosmológicos, axiológicos; convencido de que la técnica,
si bien es hoy un bien útil necesario, un factor decisivo del ámbito
cultural de nuestro tiempo y del medio social en que las acciones
formativas se ejercen, el mismo sentimiento de poder que esa técnica
comporta ( "el eficientismo") , si no se pone al servicio del hombre y
de la educación, y no se somete al control impuesto por unos principios
de formación humana superiores, puede degenerar en abuso de él;
pues, "en el reino de los medios , como decía Goldstein, se
puede perder el reino de los fines".
Y es que, como decía Marín, la técnica pedagógica es incapaz de
soportar, por sí misma, una precisa calificación ética, que sólo le
convendrá en relación con el fin educativo a cuyo servicio se ponga.
Bajo ese denominador común, y con la mirada puesta siempre en superar
positivamente el problema de las relaciones entre humanismo y técnica,
justificando la técnica en cuanto "humanización de la naturaleza",
como un instrumento puesto al servicio del perfeccionamiento espiritual
del hombre ( fin último al que ha de enderezarse toda actividad
educativa), Ricardo Marín ha escrito excelentes trabajos, como :" La
enseñanza a distancia y los medios de comunicación" (1977); "
Estructura del Centro de Profesionalización" (1978); "
Interdisciplinaridad y enseñanza en equipo" (1978); "Los
libros de enseñanza" (1976); "Pruebas objetivas y de
ensayo" ( 198O);" Beneficio y eficacia de la educación" (
198O); " El sistema multimedia de educación a distancia" (1995),
etc.
En un quinto apartado, pueden agruparse los estudios sectoriales
sobre la educación española, con un nutrido haz de monografías sobre los
aspectos institucionales más relevantes de nuestro sistema educativo,
tales como : "La formación y selección del Profesorado universitario"
(1969);
" Los Institutos de Ciencias de la Educación: objetivos, precedentes y
perspectivas" (1971); "Renovación de contenidos de la educación:
planes y programas de estudio" (1972); "La institucionalización
del perfeccionamiento del profesorado" ( (1975): "Innovation
dans l`enseignement supérieur et nouvelles formes
d`enseignement supèrieur en Spagne" (1976); y "De la Eucación de
adultos a la Educación Permanente"(1988).
Por último, el sexto epígrafe, puede abarcar los trabajos de enfoque
comparado en educación, ya se refieran a la evolución de las teorías o
líneas de fuerza fundamentales de los sistemas educativos europeos o
mundiales, bien los relativos a la explicación de los engranajes
institucionales más representativos de aquellos sistemas, tales como:
"El bachillerato internacional" (1973); " Nuevas formas de
enseñanza superior en Europa" ( 1976); "La formación del
profesorado de educación primaria y secundaria. Estudio comparativo
internacional
( 198O) ( con versiones inglesa, francesa y portuguesa):
"Tendencias actuales de la formación del profesorado" (198O);
"La innovación educativa en Europa" ( 1982) ; "Organismos
internacionales de educación" (1983); "El impacto de las
organizaciones internacionales en la política educativa" (1985);
"La educación moral según los organismos internacionales de educación"
( 1997); "Cristianismo, Europa y Educación intercultural" (
1992); y " La educación para la paz en la ONU y en la UNESCO"
(1999).
Seis grandes rótulos que aún dejan fuera muy numerosos
estudios, como los que versan sobre cuestiones didácticas, organizativas
y metodológicas de la educación; pues estamos ante una obra, como decía
antes, ingente, ante una amplísima labor de investigación, con una
variedad temática y riqueza de matices realmente extraordinaria, para
la que se requiere una diversidad de saberes: de Filosofía,
Antropología, Psicología. Sociología y Pedagogía, que sólo puede
alcanzarse desde la curiosidad singular , la capacidad de lectura,
de reflexión e indagación científicas de ese tenaz estudioso de la
Ciencia de la educación que ha sido el Profesor Ricardo Marín.
El resultado final de esta excelente obra escrita, casi monstruosa
por lo excesiva, es un mosaico gigantesco de aportaciones sugerentes,
novedosas, innovadoras, siempre creativas, más atento a ofrecer una idea
nueva que a glosar u ordenar la anterior; más atraido por la aportación
nueva que por una mejor ordenación o sistematización de lo ya
conocido o aportado por otros. Una obra escrita siempre interesante, en
la que es facil advertir ese talante singular, ese desbordante
entusiasmo comunicativo del Profesor Marín, capaz de transformar el
ejercicio frío, distante y abstracto de la biblioteca, de la reflexión y
el pensamiento, en una tarea apasionada, cálida y atractiva para el
lector.
El conferenciante, el conversador y el escritor.
Pero sobre el docente y el investigador se superponen, aún, a mi
juicio, en Ricardo Marín, el conferenciante, el conversador y el
escritor.
Un conferenciante, en foros nacionales e internacionales,
culto, erudito, ágil, abierto a la duda, a la crítica, y a cualquier
saber fundamentado; comunicativo, que "llegaba" con claridad y
sencillez, fácilmente, al auditorio; incansable, ocurrente,
improvisador.
Un conversador " a la vieja usanza", ameno, interesante, con
la anécdota y la curiosidad oportunas; que cultivaba la cordialidad, la
amabilidad y la amistad; de un optimismo contagioso y con una especial
empatía y sensibilidad hacia los problemas y dificultades de los demás.
Cuántas veces he oído decir, y yo mismo he sentido esa íntima vivencia,
de que tras una conversación "con D. Ricardo", uno se sentía
reconfortado y plenificado. Pues de su humanidad siempre podía
confiarse, recibir una palabra de aliento, un consejo acertado, una
orientación luminosa, una actitud noble, generosa y amiga.
Y un escritor igualmente culto y prolífico que ha desperdigado
notas y artículos, ya no propiamente pedagógicos, en Periódicos,
Revistas, Semanarios, con un estilo directo, personal, inconfundible;
hecho de nervio, claridad y amenidad expositivas; sobrio, austero y
barroco a la vez buen reflejo de su insólita forma de ser, tan admirable
y entrañable como plena de humor sereno y divertido.
Voz y pluma que se enriquecen de una cultura y curiosidad intelectual
sin límites; de una memoria e imaginación portentosas y brillantes,
capaces de convertir cualquier realidad pasada en algo vivo y
actualizado del momento presente.
El Profesor Ricardo Marín, ejemplo para nuestra
Comunidad universitaria.
Si la Facultad de Educación de la UNED, y en general las Facultades
de Educación de las Universidades españolas, se sienten obligadas, por
su propia juventud, a escoger modelos de conducta que puedan guiar y
orientar sus pasos, en sus quehaceres universitarios, no cabe duda que
uno de esos modelos más caracterizados, de vida y obra bien hecha, será
la figura del Catedrático Ricardo Marín.
En él yo destacaría, en síntesis, más que ninguno de los muchos
títulos oficales, cargos directivos, premios o distinciones de rango
nacional o internacional, a los que se ha hecho justo acreedor en su
dilatada actividad profesional, el ejemplo que para nuestra Comunidad
universitaria nos ha dejado de buen universitario, en el más
amplio y riguroso sentido de la palabra, con estas cualidades
profesionales y humanas más relevantes:
- Pedagogo de sólida formación, de densidad en su saber, gran
conocedor del pensamiento clásico y contemporáneo de la Filosofía y de
la Pedagogía, fiel a los grandes maestros de ese pensamiento; pero de
cuyo diálogo con ellos brota siempre, como de un manantial vivo y
personal , un pensamiento original, independiente de cualquier moda o
influencia ocasional. Pedagogo con una práctica pedagógica, en las aulas
universitarias, presenciales o a distancia, anclada en la mejor
tradición liberal. Ricardo Marín, en sus clases, practicaba lo que otro
Catedrático español, Miguel de Unamuno, pedía que se enseñara en las
aulas universitarias: " la santidad de la utopia, la necesidad de la
hipótesis, la apertura a todas las rectificaciones posibles".
- Intelectual culto y tolerante, agudo y sensible a cualquier
manifestación del conocimiento; ningún aspecto de la Filosofía, de la
Pedagogía o de la vida cultural le era ajeno; a todo aplicaba su
atención comprensiva; de cada parcela de la vida sabía extraer su jugo
vivificador y su sentido positivo humano.
- Investigador apasionado, audaz, creativo y
detallista, alejado siempre de cualquier esquematismo o rutina. Ricardo
era un hombre sugeridor, siempre capaz de improvisar y sorprender en sus
lecciones o conferencias, a los alumnos o al auditorio, con algo
innovador, ocurrente, novedoso.
Pero , sobre todo, y por encima de estas cualidades profesionales
relevantes, más allá del magisterio de los saberes, yo destacaría en
Ricardo Marín, como su enseñanza más profunda y admirable: su
sabiduría ante la vida, su talante vital y sus valores humanos.
Unas cualidades humanas que no se ofrecían en él como separadas o
desgajadas de su vida académica universitaria, sino que se manifestaban
yuxtapuestas e integradas en su quehacer profesional, formando una
totalidad compacta y coherente con sus saberes; como algo
constitutivo de una personalidad singular, excepcional, que fluían y se
proyectaban con naturalidad, y sin esfuerzo, en su vida personal,
familiar y profesional.
Porque Ricardo Marín ha sido un maestro en la Pedagogía por su
ciencia sí, pero maestro sobre todo en la vida, como dije al principio,
por:
- su bondad, pues fue un hombre bueno, generoso ,
hasta el límite con los demás;
- su amabilidad, cordialidad, humildad y sencillez,
con esa "sencillez cultivada" , que diría Juan Ramón Jiménez,
como caracteriza a los espíritus excelsos distinguidos por la
Providencia;
- su abnegación, austeridad y acrisolada honradez,
que sabía aunar la actuaci��n noble y caballerosa con la honestidad y
moderaci��n de su conducta;
- su laboriosidad y constancia en el trabajo;
incluso después de su jubilación forzosa, y cumplido el período como
Profesor Emérito de la UNED ( 1997), seguía trabajando, viajando,
incansable, actuando y colaborando en la vida de la Universidad: a
través de la dirección de la Cátedra UNESCO de Enseñanza a Distancia, de
la dirección de Tesis Doctorales, de la incesante participación en
Cursos, Seminarios y Congresos; firme y agudo, con los mismos
entusiasmos, entrega y talante gozoso y vital que en su sazonada
juventud..., hasta el mismo momento de su muerte. Esta le sorprendió,
dichosamente, cuando revisaba, en el ordenador de su casa de Valencia,
el texto de lo que habrá de ser, tal vez, su última obra pedagógica, y
que ha sido el móvil permanente de su vida: la" Educación para la paz".
- su fidelidad a la amistad, a la que siempre
rindió culto
- su constancia y fortaleza de ánimo, firmemente
apoyadas en un sentido trascendente, cristiano, ante la vida;
- en suma, por su excelsa humanidad .
Todas estas cualidades humanas, creo que justifican, sobre todas las
demás, a Ricardo Marín como prototipo de Profesor universitario y
modelo magistral de obra bien hecha y de vida bien construida.
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