UNA FORMA DE LA CONTEMPLACION 

                       ( Dos notas sobre el haiku )[1]

El haiku ( o jaiku  ) es un poema breve de diecisiete sílabas, dispuestas en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Originariamente es una forma poética japonesa  surgida  del  denominado  " hokku " , primera parte  del " tanka " , composición tradicional que ya aparece en una antología publicada en el siglo  VIII d. n. e.

El primer gran  " haijin " -- escritor de haiku -- fue Matsúo Basho ( 1644 - 1694 ) .Basho escribió numerosos haiku, así como varios "haibun  " -- libros de viaje  en los que se combinada prosa y poesía -- entre los que destaca el titulado  Sendas de Oku ,  relato sobre su periplo por el norte del Japón. Basho desarrolló un haiku  inspirado fundamentalmente en la contemplación de la naturaleza . He aquí un ejemplo :

 

Sobre la rama seca

un cuervo se ha posado ;

tarde de otoño.                                                      

En el siglo XVIII, sobresalen Yosa Busón (1716-1783) e Issa Kobayashi (1762-1826). Busón, pintor de sumi-e  -- acuarela japonesa --, adoptó en sus poemas una actitud esteticista proponiéndose reflejar la belleza sensible del mundo. Issa Kobayashi, de vida azarosa, escribió un haiku sensible y emocionado en el que los pequeños animales cobraron un gran protagonismo:

 

Cayó bocarriba

la cigarra de otoño,

y sigue cantando.

                                                              

En el siglo XIX  el haijin  más destacado  fue Shiki Masaoka (1867-1902). Shiki, reivindicando el haiku desde una perspectiva meramente formal frente  a la nueva poesía -- " shintaishi " -- que por entonces comenzaba a componerse, se convirtió en el último gran representante de la tradición haikista japonesa.

La ruptura  de la política aislacionista bajo el imperio Meiji --1868 - 1910 --  favoreció el conocimiento de la cultura japonesa más allá de sus fronteras.Los efectos no se dejaron esperar ya que , desde principio de siglo, fueron apareciendo haikus escritos en francés , inglés   y castellano . 

 1.El haiku como poema de la presencialización

A pesar de su brevedad, el haiku presenta normalmente dos partes. Para diferenciarlas se puede tomar un ejemplo de Matsúo Basho :

 

El mar ya oscuro :

los gritos de los patos

apenas blancos  

En la primera parte se apunta la condición general o la ubicación temporal o espacial del poema y suele tener un carácter estático -- " El mar ya oscuro " , en el ejemplo propuesto. La segunda , inesperada y relampagueante, constituye un elemento activo -- "  los patos / apenas blancos " . El efecto fundamental del haiku surge de la confrontación de estas dos partes , separadas  por  lo que los japoneses denominan una " palabra cortante " -- " kireji  " --  " los gritos  " .

El " kireji  " resulta ser  así  el elemento estructurador del haiku en la medida en que, aproximando las dos partes mencionadas  como si fueran dos polos eléctricos , permite que salte la chispa de la percepción poética  donde  en principio tan sólo  se advertiría una concisa afirmación .

Este efecto característico ha sido entendido generalmente como la transmisión de una sensación, hasta el punto de llegar a denominar al haiku como " la poesía de la sensación  "  . Tal definición resulta, sin duda, problemática, toda vez que  el término " sensación " ha sido entendido en la cultura occidental de muy diversas maneras,  constituyéndose como uno de los caballos de batalla de los estudios estéticos. Y puede resultar todavía más problemática, en la medida en que  quienes adoptan dicha definición vinculan  la aludida " sensación " a un acto intuitivo que   se ha concebido como "intución sensible "  o , incluso, como " intución inteligible " . Así , algunos comentaristas aseveran que el haiku puede considerarse como " una intuición que recoge las sensaciones inmediatas "  y otros  señalan  que  se convierte en el " símbolo de una visión intuitiva de la realidad  "  o  que " apunta directamente a la esencia pre-simbólica " .

No siendo éste el lugar para considerar más profundamente  tal cuestión -- teniendo en cuenta además que en semejante consideración sería necesario incluir una perspectiva de estética comparada en función del origen de esta forma poética -- sí se puede afirmar que el  efecto del haiku  se sitúa en un margen  en el que  no ha lugar  ni el pensamiento discursivo ni la fantasía.

Ciertamente la " poiesis "  del haiku se halla, en principio,  totalmente alejada del pensamiento discursivo. El haiku no transmite conceptos ni supone o expresa deducciones. El léxico que emplea es fundamentalmente sustantivo -- por mucho que en algunas traducciones de clásicos japoneses se adopten flexiones verbales --  y  en él no caben términos  que refieran abstracciones .He aquí otro ejemplo , esta vez de Yosa Buson :

 

Gotas de rocío

en todas las espinas

del espino.                

                       

De igual modo, el haiku manifiesta un pertinaz alejamiento  de la fantasía , si por ésta se entiende una actividad de la mente por medio de la cual se producen imágenes que tienen su origen en previas representaciones  y que genera una dinámica anticipatoria de las sensaciones :

 

Un viejo estanque ;

al zambullirse una rana

ruido de agua.    

 ( Basho )                      

Por el contrario , el haiku se atiene a lo inmediato y directo ,  ciñendose a " lo que está sucediendo  en este lugar, en este momento  " . En este sentido , "el poeta no da significados, sino objetos concretos que tienen significado, porque él los ha experimentado así. Los objetos se presentan más bien que se describen "  .

Por todo ello, y sin entrar  en la discusión acerca del carácter noético del haiku, dadas las reservas más arriba mencionadas,  se puede proponer definir el efecto del haiku como un efecto de " presencialización " y considerar  al haiku como el " poema de la presencialización "  .

Dicha definición situaría  al haiku como una forma poética que  transmite la presencia de algo de la realidad que el lector puede evidenciar .

Esta característica convirtió al haiku en una forma poética muy atractiva para algunos poetas occidentales. Así, en la primera década del siglo XX , los  " Imagist Poets "  ingleses y americanos ( como R. Aldington, F. S. Flint o E. Pound ) , que pretendían  la consecución de un modelo poético muy depurado,  encontraron en el haiku -- y sobre todo en  su concisión verbal  y en su  potencialidad en la utilización  de la imagen --  una fórmula largamente deseada. Un ejemplo puede ser  este poema de E. Pound titulado  " In a station of the  Metro " :

 

The apparition of these faces in the crowd ;

Petals on a wet, black bough

                                                                     

Así mismo, tras la Segunda Guerra Mundial, el haiku fue practicado por varios poetas de la " Beat Generation " norteamericana  ( como  A. Ginsberg, J. Kerouak, o E. Ferlinghetti ) , asumiendo su escritura  como " el método de tender directamente a la cosas, puramente, concretamente, sin abstracciones ni explicaciones "   .

2.El haiku como quehacer poético

La redefinición del haiku como " poema de la presencialización  "   sugiere una consideración paralela acerca de la condiciones de su creación, ya que cabe preguntarse por la disposición que el poeta debe asumir para su realización.

Otsuji Seki Osuga, uno de los más célebres tratadistas de la poética haikista dice que " cuando uno está abrumado por la pena, esa pena no puede producir un haiku ; cuando uno está jubiloso e inmerso en la felicidad, ese sentimiento no puede producir un haiku  " . Por otro lado, Matsúo Basho indica, respecto del haiku, que  " lo  más sublime y lo más grande viene dejándolo salir sin más naturalmente "   .

Por su parte, el profesor Rodriguez- Izquierdo afirma que " el momento estético de creación del haiku brota de una total unidad de percepción del poeta con la naturaleza " en la  que " se borran los límites entre el sujeto y el objeto , entre la percepción y las palabras "  y en el que " la misma creación verbal es el culmen de la experiencia "  A su vez, Ricardo de la Fuente  sostiene que , en la creación del haiku, " el espíritu queda suspenso un instante, a causa de la contemplación de un elemento del entorno, o por una sensación  o pensamiento instantáneo "  .

Así pues, parece que la disposición del poeta  a la hora de escribir haiku debe aunar serenidad, pasividad, concentración y contemplación. Esta disposición, así caracterizada, parece ciertamente poder permitir la consecución de una " presencialización " , ya que, en tales condiciones, -- que remiten, en última instancia, a un estado  de vacío mental receptivo -- el poeta se limitaría a transmitir verbalmente su  " aquí y ahora ".

Octavio Paz, refiriéndose a esta cuestión, resume la actitud del poeta durante la creación del haiku en una sola palabra : " quietismo " , añadiendo  que nada tiene que ver con  el " quietismo furibundo y contraído de los místicos occidentales, desgarrados por la oposición inconciliable entre este mundo y el otro, entre el creador y la criatura "  , sino más bien con la meditación Zen .

La referencia al Zen  no es en modo alguno baladí en este caso, si se tiene en cuenta que la relación entre dicha filosofía y el haiku fue ya tempranamente establecida por numerosos tratadistas y que, por ejemplo, constituyó la referencia espiritual de Matsúo Basho a partir de 1681.

No siendo éste el lugar para realizar una exposición de la filosofía Zen   , se puede señalar , sin embargo, la semejanza de la práctica fundamental que sugiere dicha filosofía con la disposición que ha de tener el poeta haikista.

En efecto, Zen  -- forma  abreviada de " Zenná  " , japonización del chino  " Ch´an-na " , a su vez, sinización del sánscrito " Dhyâna  " -- designa la absorción contemplativa de la mente concentrada.

Tal género de absorción contemplativa no tiene por objetivo la concentración en ninguna idea o sentimiento, ni tampoco implica la consideración detenida de ningún símbolo significativo. Resulta ser , más bien , un tipo de concentración silenciosa , sin objetivo alguno, regulada simplemente por el ritmo respiratorio, que genera una situación de vacío mental y receptividad.

La pretensión última de tal práctica es el  " satori  "  o iluminación, estado en el que se disuelve la dualidad entre sujeto y objeto creada por el " maya  " -- ficciones conceptuales de la mente  .

Además, es preciso señalar, correspondientemente, que , para la propia filosofía Zen , la creación de haiku es una vía más para la consecución del  " satori  " -- El hecho mismo de escribir  es un acto de iluminación "  -- , como lo puede ser también su lectura : " el haiku es un ejercicio espiritual, tanto en su creación como en su lectura "  .

Esta dimensión del haiku fue también muy estimada por los miembros de la ya citada  " Beat Generation  " , que propugnaron un " Beat Zen  " , o Zen  entendido como experiencia subjetiva y literaria, frente a lo que calificaban como " Square Zen  " , o Zen  de carácter más religioso.

3. A modo de breve conclusión

A la vista de lo expuesto, se puede concluir que la virtualidad del haiku se despliega en dos líneas de sugerencia, íntimamente  relacionadas, que se refieren al haiku como forma poética y al  haiku como quehacer poético.

Como forma poética, y si se pretende mantener su efecto característico -- la  " presencialización " -- más allá de la mera convención estructural, el haiku constituye una apuesta por la precisión lingüística y la capacidad de sugerencia  al margen de la explicitación denotativa. Lo cual supone, simultáneamente, una crítica de la explicación y de la reiteración .

Como experiencia o quehacer poético, el haiku fue y es -  como afirma Octavio Paz -- una " escuela de concentración  " . Por medio de tal disposición -- que implica una " activa pasividad " --, el poeta contempla desapasionadamente lo que le rodea y lo formula lingüísticamente sin dejarse llevar por fantasía o concepto alguno.

Para finalizar, se puede afirmar que si estos dos aspectos han hecho del haiku una forma y una práctica poéticas muy atractivas para algunos poetas occidentales, tal atracción se ha producido , sin duda, en la medida en que  se ha percibido en ellos una particular potencialidad tanto respecto a la postulación de nuevas estructuras poéticas que permitieran rescatar , en el marco de la modernidad, el núcleo de la escritura poética, cuanto en relación a una posible redelineación cultural que integrara parámetros hasta entonces desconocidos o , incluso, despreciados.

Así , el haiku,  como una forma de la contemplación, puede considerarse una referencia  singular en el ámbito de la creación poética.

 

                                         --.--

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[1]  Publicado en biTARTE  Revista cuatrimestral de humanidades  Año 3, Donostia, abril 1995 , pp. 109-116