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Alteraciones nutricionales: Falta de apetito
Por este término se entiende al niño cuyo único síntoma es la falta de apetito, sin enfermedad somática o mental que lo condicione. La mayor parte de las veces, este trastorno obedece a un apetito caprichoso derivado de unos hábitos alimentarios mal ordenados.
Una mala estimación por parte de los padres de las necesidades nutritivas del niño acaba por condicionar un ambiente de ansiedad en el entorno del niño que revierte en forzarle a comer y permitirle ciertos caprichos. Con todo esto, el acto de comer se convierte en desagradable para toda la familia.
Tratamiento
Las pautas a seguir en líneas generales no son clínicas ni de modificación de los alimentos. Se suelen reducir a cambios en las normas y costumbres, así como en la actitud:
- El niño debe comer en la mesa con los demás miembros de la familia.
- No se debe insistir en que coma.
- No felicitarle por que coma bien.
- No cambiar unos platos por otros.
- Cuando el niño no come, no recriminarle por ello.
En definitiva, se trata de hacer comprender al niño, y a veces a los padres, que comer es un acto necesario para vivir y sentirse bien, para lo que a veces no es necesario comer tanto como uno puede pensar. Bien es verdad que se debe hacer una correcta vigilancia de estos niños, en aras de controlar la buena salud.
En caso de ser necesario, consulte a un profesional que le ayude y le enseñe a manejar este problema.
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