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Gijón, 19 de julio de 2017

Aventureros: Con vistas al Oriente

Agus Hoyo, alumno de “Las sierras litorales en el oriente de Asturias: paisajes y pueblos”, relata su experiencia en este curso de verano del Centro Asociado de la UNED
 
Agus Hoyo

Agus Hoyo.

Somos much@s los que durante el año esperamos con impaciencia la convocatoria de algunos de los cursos presenciales que organiza la UNED en Asturias. De entre todos ellos, tiene un lugar especial en el calendario el curso de verano organizado por el Departamento de Geografía con sede en Cangas de Onís; toca levantarse del escritorio, desentumecer los músculos y “echarse al monte”, en definitiva pasar de la teoría a la práctica, nada nuevo si tenemos en cuenta que hace más de un siglo Giner de los Ríos ya popularizó este método, pero siempre especial por la singularidad de cada uno de los espacios  que visitamos y, sobre todo, por la grata compañía de profesor@s y compañeros@s.

 

Este verano, en el curso Las sierras litorales en el oriente de Asturias: paisajes y pueblos, hemos disfrutado, como en tantos otros, de la posibilidad de subirnos a hombros de un grupo docente que, a modo de gigantes, nos permiten  descubrir todas las realidades que cruzan y dejan su impronta en el paisaje, un paisaje en constante cambio y sobre todo en el caso de Asturias muy fragmentado, donde la Geografía en todas sus vertientes se muestra como el mejor instrumento para entenderlo y explicarlo.

 

Así fue como el primer día “abrimos boca” con la conferencia sobre el queso de Cabrales por parte de Luís Aurelio González, quien nos enseñó la trayectoria de un alimento que empezó como un recurso económico complementario y agregado, a la zaga de su competidor más directo francés, y acabó desarrollando una agroindustria especializada en su producción y un lugar propio en el vasto mundo quesero. Finalmente acabamos como era deseable y de esperar, visitando la Cueva Exposición de este manjar en Arenas de Cabrales y sí… con cata incluida.

 

El segundo día comenzó fuerte con una de las joyas de la corona en las unidades geomorfológicas asturianas, las sierras litorales, en concreto El Sueve. Fue en este entorno idílico donde Gonzalo Barrena nos hizo reparar en el valor de la toponimia como forma de indagar en los usos y costumbres que vienen desde lejos,  pero que en forma de majadas, puertos pastoriles y asturcones definen en la actualidad este medio. Por su parte, Jesús Ruiz dejó claro que aquel paisaje nos estaba diciendo algo, solo hacía falta saber leerlo, así fue como entre materiales paleozoicos nos explicó la geomorfología de la formación montañosa y la vegetación que lleva asociada. La tarde dio paso a las aportaciones de Luna Adrados y Gonzalo González Villarías. La primera en el entorno de la Playa de Vega, entre alternancias calizas y cuarcíticas con la vegetación de ribera del río de mismo nombre como elemento común, para finalizar en el espacio protegido, pero sin proteger, de los sistemas dunares de dicha playa… eco-marketing lo llaman algún@s. La segunda en Ribadesella, donde, ante su espléndido estuario, aprendimos la historia de la villa y como el plano de la misma es fiel reflejo de las desigualdades socioeconómicas de la población y las diferentes funciones del suelo que predominan.

 

El tiempo no quiso acompañar en la última jornada; con todo, Paco Granda nos mostró en las cercanías de Cangas de Onís otra de las actividades humanas que se asientan en el territorio gracias a un recurso tan frecuente en Asturias como son los ríos, en efecto, los molinos de rodezno son uno de los elementos que salpica el paisaje agrario desde aproximadamente el S XVII con la extensión del cultivo del maíz. Acto seguido Cristina García-Hernández, ya en las inmediaciones montañosas de Caldueñín, supo hacernos ver, en lo que a ojos inexpertos puede aparentar una simple amalgama de derrubios, un auténtico testigo paleoclimático como son los derrubios estratificados. La última actividad vino de nuevo de mano de “Los Gonzalos” que ya en el museo etnográfico de Porrúa expusieron las características del hábitat rural tradicional asturiano, así como aquellos modos de vida que la despoblación del medio rural está haciendo que desaparezcan.

 

Y así, y por supuesto con su respectiva comida, fue como se despidió un año más el curso de verano 2017, pero dejaría este pequeño relato inconcluso si no hiciese referencia a dos elementos fundamentales en esta ecuación, el primero el compañerismo y la camaradería de aquellos alumn@s que ya tenemos en Cangas de Onís nuestro centro de peregrinación anual, y el segundo, Antonio Fernández, la matriz de este conglomerado, que cada año consigue la cuadratura del círculo permitiendo que la Geografía escape de los tomos de nuestra biblioteca al paisaje asturiano.

 

 

Agus Hoyo, segundo por la derecha, junto al resto de participantes en el curso, en la sierra del Sueve

Agus Hoyo, segundo por la derecha, junto al resto de participantes en el curso, en la sierra del Sueve.

 
Playa de Vega.

Playa de Vega.

 

Agus Hoyo

Alumno del curso "Las sierras litorales del oriente de Asturias: paisajes y pueblos"

 

Programa del curso "Las sierras litorales del oriente de Asturias: paisajes y pueblos" - Fotografías

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